Esta semana se ha sabido que Tráfico ha multado al Instituto Nuestra Señora de Bótoa con 600 euros, porque los tractores y un coche del centro, que su comunidad educativa llevó en una manifestación, autorizada --para pedir accesos seguros ante el peligro de accidente--, circulaban muy lentos. Y el mismo día en que llegó la comunicación de las cuatro sanciones, el consejo escolar recibió una carta del delegado del Gobierno anunciándole nuevas medidas sancionadoras, sin especificar la causa, sólo que se atengan a las consecuencias, algo así como una amenaza infantil con el uso de la fuerza del Estado.

Todo esto parece un cúmulo de despropósitos. O, el delegado del Gobierno se siente incomprendido y cree que debe crecerse ante la adversidad, o está mal asesorado, o simplemente ha tomado el camino del medio. Ya había acusado al director del instituto de intencionalidad política y ser del PSOE, como si él fuera del Club Fútbol Don Benito y estuviera en el ´sillón de sus entretelas, su despachito oficial´ por ser apolítico y, claro, no del PP.

Esa acusación de ´político´ que hacen algunos políticos a quienes no les ríen las gracias, suele ser una traición del subconsciente, aunque ellos no se dan cuenta, pero ya resulta, por su reincidencia, grosera e insultante, e inadmisible en una sociedad democrática.

Alguien debería recordarle al delegado del Gobierno que, como político que es, muy bien pagado --como todos los políticos apolíticos que acusan a los demás de ser políticos, aunque cobren el salario mínimo--, en vez de insultar a los ciudadanos, debe resolver sus problemas.