Se vieron abrazos, saltos de alegría, agradecimientos y emociones en directo, algo inhabitual en la gala en la que se fallan los premios Ciudad de Badajoz, que organiza la Concejalía de Cultura del ayuntamiento pacense, que se celebró la noche del viernes en el hotel Río, ante medio millar de asistentes. Entre los que acudieron, estaban cuatro de los premiados, todos ellos de Badajoz, que tuvieron la buena estrella de asistir y poder conocer en directo que su obras habían merecido el reconocimiento del jurado. El resto lo supo por teléfono (algunos, como suele suceder, no lo cogieron y no pudieron enterarse en directo) y el público, como ocurre habitualmente, no pudo ver sus rostros ni sus caras de sorpresa.

Casi la mitad de los autores premiados en esta edición son de Badajoz: 8 de 18. El primer pacense cuyo nombre se mencionó fue Tomás Martín Tamayo, merecedor del premio de Periodismo, que compartió con Angel Sastre, de Don Benito. Martín Tamayo no estaba en la sala ni tampoco al otro lado del hilo telefónico. Sí contestó al móvil Sastre, que ahora está trabajando en Argentina. No podía creérselo, «¿En serio?», contestó dubitativo, tras lo cual mostró un inmenso agradecimiento. «Es un balón de oxígeno y un reconocimiento para seguir haciendo este trabajo, estoy emocionado», dijo, a miles de kilómetros. El público pudo escucharlo pero no verlo. Sí tuvo la oportunidad de compartir la emoción de los integrantes de Filtirés, que se alzaron con el primer premio de Escultura. Estaban en la sala y cuando el presidente del jurado leyó su nombre, se oyeron gritos de júbilo. Subieron al escenario emocionados. También estaba en la gala el escultor José Manuel Gamero Gil, que obtuvo le mención honorífica en la misma modalidad.

Perpleja se quedó la pintora Raquel Sanz Vázquez cuando supo en directo que su obra Mi tesis, mi vida, era una de las premiadas. Esta mujer pudo subir al escenario y explicar su trabajo premiado. Como también hizo la fotógrafa Mai Saki, que obtuvo el primer premio por El gran gerrero. Dudó hasta el último momento si asistir o no a la gala. Decidió acertadamente y acudió. Como estuvo a punto de perder la imagen que presentó al certamen porque se le rompió el disco duro. Le costó salvarlo, pero le ha merecido la pena.