Un preso de 26 años que saldría en libertad de la cárcel de Badajoz en enero del próximo año, falleció la madrugada del viernes en el hospital Infanta Cristina después de que otro interno de la prisión le hiriese de gravedad con un objeto punzante. Al parecer, el motivo fue un paquete de tabaco que la víctima debía al agresor, como pago por un corte de pelo, según fuentes del interior del centro penitenciario consultadas por este diario, si bien el director Carmelo Charfolé no confirmó este extremo y se limitó a señalar que el origen de la disputa fue que el fallecido debía "algo" al agresor.

El presunto homicida es Antonio Rubiales Puerto, de 32 años, conocido en la cárcel como El Sevillano. Este hombre lleva de manera continuada en la cárcel, de prisión en prisión, desde 1987 y tenía condena hasta el 2013 por, entre otros delitos, dos homicidios, uno de ellos cometido en otra cárcel. Casi siempre ha estado en primer grado, pero en mayo del 2005 le concedieron el segundo grado por buen comportamiento. Llegó a Badajoz en mayo del 2006 y el director de la cárcel señala que no había dado problemas y no había tenido ningún parte disciplinario.

La víctima es David Sansegundo Ortega. Su familia es muy conocida y respetada en la barriada del Cerro de Reyes de Badajoz, donde hasta hace unos años habían regentado la tienda amarilla , un establecimiento de venta de comida rápida, pero se habían trasladado a Villar del Rey. David tenía dos hijos con Judith, una joven del barrio, de la que ahora estaba separado. Los padres llevan el restaurante Oasis, situado a la entrada de Villar del Rey, por la carretera de Alburquerque.

David era uno de los cuatro hijos del matrimonio y se encontraba en la cárcel de Badajoz cumpliendo condena por dos delitos, uno por maltrato familiar y otro contra la salud pública; ambos sumaban 16 meses. Quien lo conoció en la cárcel dice de él que "era serio, muy introvertido, no daba problemas".

TRAS LA SIESTA La agresión se produjo sin mediar discusión en el Módulo 1. "Fue algo imprevisible", manifiestó el director de la cárcel. Eran las cinco de la tarde y los internos estaban bajando al patio después de la siesta. Los funcionarios estaban en la planta de arriba abriendo y cerrando celdas. Fue justo en el momento en que iban a terminar de bajar todos los presos y nadie pudo reaccionar. "Aunque un funcionario hubiera estado presente, hubiera sido imposible porque fue algo muy rápido", señala el director.

El agresor utilizó un objeto punzante de unos 8 centímetros que él mismo se fabricó utilizando una de las pletinas que sujeta la balda del televisor que existe en las celdas. A los internos se les cachea, pero es relativamente sencillo que en un momento dado un preso aproveche un objeto aparentemente inocuo.

Carmelo Charfolé lamentó profundamente lo sucedido y elogió la labor de los sanitarios que trasladaron inmediatamente al herido al Infanta, donde no pudieron hacer nada por salvarle la vida. El funeral tuvo lugar ayer por la mañana en la parroquia de Jesús Obrero, de Cerro de Reyes.