Los dos internos de la prisión de Badajoz que intentaban huir por un agujero que practicaban en la pared de su celda, que fue descubierto por los funcionarios del centro durante un registro rutinario el pasado día 8, trabajaron al menos nueve días en lo que el director del centro penitenciario, Carmelo Charfolé, consideró como "una verdadera obra de albañilería", aunque los presos, T. L. y V. Z., negaron en todo momento ser los autores.

Charfolé explicó ayer que "el agujero aún no llegaba fuera, pero si lo hubieran terminado hubiera cabido una persona por él", y podría haber salido al patio interior al que da ese muro de la celda, por lo que "después tendrían que haber buscado otra fórmula para salir al exterior, que hubiera sido difícil". Según los controles del centro, los reclusos llevaban trabajando en el agujero de la pared "no más de nueve días".

Para realizar el boquete, los reclusos pudieron utilizar, según el director, "elementos metálicos del mobiliario, que pueden servir para ir excavando poco a poco en la pared". También explicó que el agujero no lo tapaban con un cartel, sino que estaba "camuflado con corcho".

El interno que ingresó en el Infanta con casi 500 dosis de drogas en su cuerpo, fue dado de alta y ya está en la prisión.