Desde hace varios días el Centro Penitenciario de Badajoz cuenta con un nuevo director, Carmelo Charlofe Hernández. Este madrileño, que el próximo mes cumplirá 46 años, había sido hasta ahora director de Madrid IV, en Navalcarnero. Este es su cuarto destino, ya que con anterioridad dirigió los centros de Oviedo y Cartagena. Potenciar los programas específicos para la reinserción, el empleo remunerado y la colaboración con instituciones y organizaciones sociales, son los principales objetivos que se plantea llevar a cabo para la prisión de Badajoz.

En estos momentos, según declaró a este diario, está "adaptándose" al centro pacense y a su nueva vida en Badajoz, una ciudad que no le es desconocida porque éste fue su primer destino cuando en 1984 entró en el cuerpo especial como jefe de centro. "Por eso tengo una cariño especial tanto a la ciudad como al centro penitenciario", aunque en este trabajo estuvo menos de un año.

Carmelo Charlofe, que accedió a dirigir este centro a petición de la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, rehuyó hacer cualquier tipo de declaración sobre las críticas vertidas desde el PP por la destitución de 21 directores de prisiones españolas. "Es un asunto sobre el que no opino, porque los directores somos cargos de libre designación y estamos siempre a las órdenes de la dirección general", subrayó.

BUEN AMBIENTE El nuevo director ha encontrado el centro "con un estado de conservación bastante bueno, pese a tener 20 años" y a "una plantilla excelente, con muchas ganas de trabajar, y muy profesional". Considera que aún es pronto para decidir qué actuaciones habrá que acometer tanto en infraestructura como en la plantilla.

En su opinión, lo primero que hay que lograr en un centro penitenciario es una convivencia estable, "y en este la hay", para empezar a trabajar en actividades educativas y dar prioridad al empleo remunerado.

También anunció su intención de potenciar e incrementar los programas específicos de tratamiento para reclusos, con los que se pretende que cada interno, en función de sus peculiaridades, sea tratado para conseguir su reinserción. Para ello, según recordó, Interior ha diseñado programas de maltratadores domésticos, de agresores sexuales, de inmigrantes, para madres con niños, para discapacitados, que se suman a otros más antiguos como los dirigidos a drogodependientes.

COLABORACIONES Otra de sus intenciones es llevar a cabo estos programas en Badajoz tanto con medios propios como con la firma de convenios y colaboraciones con otras entidades.

Con estos programas, según explicó, se pretende tratar aquellos rasgos de la personalidad o de la conducta que llevaron al recluso a delinquir "para que cuando salga no vuelva a reincidir, no podemos limitarlos a cumplir una condena".

Para esta prisión no hay ninguna medida de dispersión prevista, ni tampoco se necesita vigilancia especial, según Charlofe, quien aseguró no tener conocimiento de que en Badajoz se haya producido un acercamiento de presos islámicos y presos de ETA, como desde algunos sectores se había indicado.