Profesores y padres del colegio público Arias Montano no entienden que un puesto que es necesario y útil para el funcionamiento del centro desaparezca de la noche a la mañana, sin más explicación. Por eso ayer se echaron a la calle y se manifestaron delante del Ayuntamiento de Badajoz, en la plaza de España, para reclamar con una pancarta que Necesitamos a nuestro conserje. Los convocados entraron el ayuntamiento para entregar en registro un escrito dirigido al alcalde, Franciso Javier Fragoso, en el que el claustro solicita que recapacite la decisión que ha tomado y expone los problemas que provoca la ausencia de la conserje, que llevaba más de 20 años ejerciendo esta función y desde el 1 de septiembre ha sido trasladada a dependencias de la Concejalía de Colegios, en la plaza de la Soledad, aunque sigue ocupando la vivienda en las instalaciones del centro educativo.

Fue en julio cuando el Arias Montano recibió la comunicación por teléfono por parte de la concejalía que lleva María José Solana. La respuesta de ayer del ayuntamiento, a preguntas de este diario, fue que ya ningún colegio de Badajoz cuenta con la figura del conserje y sus viviendas se están destinando a uso social si el centro así lo decide. De hecho, el colegio Enrique Segura Covarsí optó por que la vivienda no fuese ocupada y hacer uso de ella. La figura del conserje ha ido desapareciendo en todos los colegios. Los últimos han sido los del Árias Montano y el General Navarro.

El director del Árias Montano, Manolo García, manifestó ante la fachada del ayuntamiento que «lo que tiene que quedar claro es que nosotros no pedimos nada extra, sino lo que ya tenemos, que es un conserje para un colegio con 700 alumnos, 1.200 padres, 50 maestros y 30 monitores de distintas actividades». Según explicó, la desaparición del conserje va a suponer en el centro «un descontrol», porque «es humanamente imposible atender el maremágnum sin una persona que coja el teléfono, que esté al cuidado de la puerta, que localice a los padres de los niños que se ponen enfermos o que se orinan», explicó. García apuntó que cada nuevo curso hay 75 niños con 3 años y en el primer trimestre estos alumnos requieren mucha atención, al tiempo que reconoció que, aunque todos colaboran para el buen funcionamiento, sin la conserje «es inviable». Por eso, el director opina, al igual que profesores y padres, que la decisión de la Concejalía de Colegios, representa «una falta de sensibilidad». «Trabajamos con personas, no con papeles arrinconados», defendió.

El director no dirigió sus quejas solo al ayuntamiento, sino también a la Consejería de Educación, «porque esto es un problema serio» y «no puede mirar para otro lado». En su opinión, existe «una discriminación total absoluta entre la enseñanza Primaria y la Secundaria». Los institutos, que dependen de la Junta en materia de personal no docente, «tienen de todo», hasta tal punto que uno con la mitad de alumnos del Árias Montano «cuenta con dos o tres conserjes, uno o dos auxiliares administrativos, personal que arregla los ordenadores, técnico de redes, un orientador a tiempo completo y un educador social», mientras que «en Primaria no tenemos nada de eso».

García recalcó que ha sido una decisión del ayuntamiento que en Badajoz no existan conserjes en los colegios, que sí funcionan en otros municipios. «Pues que nos ofrezcan una alternativa, porque es una cuestión de dignidad profesional, nosotros no tenemos por qué realizar esas tareas y apelamos a su sensibilidad». En este aspecto, el director instó al diálogo entre las dos administraciones «porque los políticos están para solucionar los problemas, no para crearlos». Según el director, la delegación provincial de Educación está al tanto de su situación, pero no ha hecho nada.

En cuanto a la casa que habita la conserje en el interior del colegio, el director señaló que la situación ha cambiado porque hace meses la intención del ayuntamiento era que la ocupase una familia que la necesitase, pero que la conserje siguiese en el colegio. Ahora sigue viviendo pero ya no trabaja allí. «No sabemos a qué obedece el cambio de criterio ni nadie nos lo ha explicado».

En representación de la ampa, María José Linares se hizo eco de la queja de los padres, que no entienden cómo se retira al conserje de un colegio «tan grande» con cuatro puertas. «La conserje hacía un montón de funciones y ahora no sabemos qué va a pasar». Esta madre se preguntó qué hará el profesor si un niño enferma en clase y tiene que dejar a los demás para avisar a los padres. «Había un control que ahora no va a existir», lamentó. También criticó que la decisión se tomase en verano, durante las vacaciones «y no nos hayamos enterado hasta ahora». Otra madre de alumna, Elvira Rodríguez, mostró su preocupación porque «la conserje estaba siempre pendiente de nosotros y de los niños y ya no va a estar». La ampa continuará con las protestas.