Cuentan como cierto que un ganso de los que pasean libremente entre las mesas de uno de los quioscos del parque del Guadiana arrebató un billete de 20 euros a un cliente cuando estaba a punto de pagar al camarero. La chistosa anécdota es un ejemplo de cómo estas ánades han hecho suyo el tramo urbano del río en Badajoz. Según los datos que maneja la organización ambiental SEO Birdlife puede haber más de 400 gansos y no sólo están generando ya problemas a otras especies autóctonas en el espacio que tienen ocupado porque «arrasan» con la comida natural, sino que sus excrementos no se limitan al borde del río sino que entran en el agua, lo que genera una turbidez que acaba con el oxígeno, afecta a los peces y además provoca un exceso de nutrientes, que redunda además en un empeoramiento del problema del camalote, por tratarse de una especie vegetal de crecimiento muy rápido, según manifestó ayer Ángel Tomás Mejías, coordinador de SEOBirdlife de Badajoz.

Mejías apuntó además que inicialmente las poblaciones de gansos se limitaban a un espacio concreto del Guadiana, en el tramo del parque, pero «cada vez se van extendiendo más» y ya pueden verse hasta en el azud y en la zona del Pico, por lo que alertó de que «si no se pone alguna solución se extenderán por todo el río». En cuanto a la prohibición de echarles alimentos, aclaró que el pan no es dañino para los gansos, sino todo lo contrario, pues se trata de cereal, que es su comida natural, pero incrementa la cantidad de recursos disponibles y provoca que aumente una población ya «excesiva», que no es compatible con un espacio natural protegido.

Los gansos pueden considerarse una especie invasora doméstica que se ha asilvestrado y aunque no se ha hecho ningún estudio sobre su presencia, «no hay más que asomarse al río» para comprobar su masiva proliferación. Mejías dirigió ayer las actividades organizadas por SEOBirdlife con motivo del Día Mundial de las Aves para dar a conocer la importancia del río para muchas especies amenazadas.