Aquí parece que todo el mundo entiende de Patrimonio Histórico. Que todos saben de Historia. Porque, a juzgar por la cantidad de opiniones de presuntos técnicos todo está mal y todo atenta contra nuestras raíces. Y no es así. No debiéramos confundir la buena voluntad con el conocimiento, ni ponerlo todo en entredicho por sistema. Es verdad que, a veces, las cosas se hacen de modo precipitado y eso crea problemas graves y gratuitos. Pero no siempre es así y el afán de notoriedad no debiera ofuscarnos. Sobre todo cuando la sabiduría de quienes se manifiestan tenga un recorrido tan corto.

Volvemos sobre el proyecto de rehabilitación de la alcazaba. Y, en primera instancia, no debiéramos olvidar algo fundamental. Nuestra fortaleza es un monumento arquitectónico, pero, también, es un yacimiento arqueológico de primera categoría, aunque sea menos evidente. Y la arqueología de Badajoz está dejada de la mano de Dios, porque aquí, salvo a particulares, no se obliga a excavar a nadie y algunos de los últimos trabajos llevados a cabo en o con relación a monumentos de la ciudad dejan mucho que desear. Los han realizado historiadores que dicen ser arqueólogos --todos los arqueólogos son historiadores, pero no todos los historiadores son arqueólogos--, sin título ni colegiación que los avale, y los informes técnicos resultantes hacen agua ostensiblemente. Uno de esos informes es el de la alcazaba. Estuvo colgado en internet, no es un secreto. Sólo basta leer la bibliografía final para darse cuenta de que quien lo redactó será todo lo profesional que se quiera, pero no se molestó en consultar las publicaciones mínimas, que están al alcance de cualquiera, y trató al monumento como si nunca se hubiera excavado allí y no supiéramos qué nos vamos a encontrar en cada sitio. Pero, claro, a la administración competente y a los arquitectos implicados eso les basta. Así no hay problemas sobrevenidos ni se encarece la obra.

Y no, señores, no. El informe es malo, pero el proyecto es necesario. La cuestión aquí es que no es sólo cosa de arquitectos, sino también de arqueólogos y que no se puede basar todo el razonamiento teórico que lo justifica en un documento así. Y luego está lo de los entendidos de turno. Eso el próximo lunes.