No voy a ser yo quien, a estas alturas, niegue el valor del movimiento ciudadano como una forma de contrapoder. Por eso en las ciudades grandes y, sobre todo, avanzadas de España el asociacionismo tuvo una enorme pujanza en los años de la Transición. Porque los grandes cambios políticos y administrativos tumbaban o se llevaban por delante ciertos derechos de la gente. Las asociaciones, plataformas, coordinadoras, etcétera, tuvieron, y en parte conservan, una gran influencia en el terreno municipal.

Badajoz no podía ser ajena al fenómeno. Pero, como de costumbre, el citado movimiento llegó tarde, mal y casi nunca. Aquí el único movimiento que llegó pronto fue el Nacional y ya conocen las consecuencias. Total, a las asociaciones territoriales se han unido las temáticas y esto es un alboroto. Todo se pone en tela de juicio, todo se discute y, para hacerlo, se echa mano de unos llamados expertos .

Y, cuando hay un conflicto, rápidamente se da por sentado que esos especialistas, reales o supuestos, son más serios, saben más y engañan menos que los oficiales. Y no es verdad, aunque a veces lo sea. En todas partes hay de todo, pero las comisiones oficiales están para algo y a los políticos los elegimos para que gobiernen. Pero, además y sin ir más lejos, qué títulos adornan a los expertos que salen a bailar. Porque matices hay muchos y ni ser profesional de algo, en el mejor de los casos, lo convierte automáticamente a uno en autoridad. También hay excepciones, pero son las menos. Lo normal son los sabios de un solo libro, si llega. Los que hablan de todo, torean de salón y disparan con pólvora del rey. Y, a veces, van a las comisiones --¿por qué se los invita?-- opinan sin saber leer un plano y, después de votar a favor, protestan, se manifiestan y hasta van a los tribunales. Yo todo eso no lo entiendo. Ni su presencia, ni su actitud.

Y, a propósito de la alcazaba. Se habla mucho y se sabe poco. Se hacen proyectos sin el debido apoyo técnico, se aprueban y, luego, parte de quienes votaron a su favor echan los pies por alto. ¿Cuándo vamos a parar? ¿Alguna vez esta ciudad va a ser un poco seria? Cualquier proyecto es perfectible, pero así no hay modo.