Me disponía a escribir esta columna sobre el tema de la igualdad y la cifra tan insoportable de mujeres que están muriendo por violencia machista, cuando escuché en la radio a un tipo decir -lo entendí porque traducían sus palabras- que como no hay mujeres entre los cien primeros jugadores de ajedrez, se entiende que «las mujeres, según él, son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes». ¿Perdón?. No daba crédito. Pero más increíble me pareció cuando dijeron que la afirmación no partía del primero que pasaba por la esquina, sino de todo un señor eurodiputado. polaco, para más señas. Aunque es lo de menos. Menos mal que en el hemiciclo estaban dos mujeres españolas, Izaskun Bilbao del Partido Nacionalista Vasco y la socialista Irache García, que desconozco si jugarán al ajedrez, y ni me importa , que le dieron un buen repasito dialéctico al machista del polaco.

¿Puede interpretarse el comentario de eurodiputado como una anécdota?. Desde el punto de vista formal, sí. Sobre todo porque rara vez escuchamos algo así en público. Al menos en eso se ha avanzado. Ya no es socialmente tolerable. Ni políticamente correcto. ¿Pero cuántos son los hombres y también las mujeres que siguen teniendo ideas y actitudes machistas? Probablemente más de las que creemos. De hecho los datos que afloran de las encuestas que se realizan entre los más jóvenes son preocupantes. ¿El machista polaco es la punta del iceberg?.

Sería interesante tener una respuesta. Porque el machismo, la desigualdad, la falta de independencia económica de la mujer o las escasas medidas para la conciliación, tienen consecuencias muy graves: 684 mujeres asesinadas por hombres desde el 2007. Y la década aún no ha terminado.