Sólo dos comerciantes perviven en el mercado de la plaza Chica. Ellos cuidan su mercancía, miman a sus clientes, mantienen limpias sus tiendas y pagan sus alquileres al propietario, que no es otro que el ayuntamiento. Cuentan que hace tiempo otros comerciantes se interesaron por abrir negocios aquí, pero el ayuntamiento no quiso. Desde hace ocho años la autoridad sanitaria viene avisando de las malas condiciones del edificio, pero hasta ahora, según los tenderos, el omnipresente dueño no está nunca presente, no responde a los afectados y no ha hecho nada por mejorar la situación. Tenían de plazo hasta marzo, marzo ha llegado y todo sigue igual; peor, porque con el tiempo las condiciones han empeorado.

Ha llegado el momento de la despedida y ahora tampoco el ayuntamiento dice ni hace nada. La concejala de Urbanismo sigue con que van a convocar un concurso de ideas, que anunciaron hace meses, pero no han tenido tiempo. El concejal de Mercados se mantiene callado. Todo apunta a que el concejal de IU tiene razón y que lo que quiere el ayuntamiento es que el edificio se declare en ruina. Pero no acierto a ver a qué intereses obedece.