No entiendo la eterna oposición, no sé de quién exactamente, a la peatonalización de la calle Menacho. Estos días se puede comprobar, a cualquier hora, la cantidad de gente que circula por las aceras, a modo de pelotón, personas que tienen que pedir la vez para avanzar y que se las ven y se las desean para cruzar la calle por el peligro de los vehículos. Vehículos cuyos conductores, por otra parte, se desesperan cuando los peatones atraviesan la calzada a destiempo y sorpresivamente o se les cierra el semáforo sin haber movido el coche de donde estaba cuando se puso en verde. En el ayuntamiento dicen que son los comerciantes los que no quieren (los comerciantes o quienes los representan). Estoy convencida de que si uno a uno opinase, la conclusión sería distinta y no creo que unánime. Por otro lado, los comerciantes serán dueños y señores de sus tiendas, pero no de la calle. La calle es de todos. Corresponde al ayuntamiento tomar la decisión que más beneficie a todos los ciudadanos, entre los que se incluyen, por supuesto los comerciantes, pero también los vecinos, los clientes y los asiduos a esta calle, de los que en definitiva depende el comercio.