La primera idea fue iniciar la temporada con un cuaderno de viajes, para prolongar de esa forma el dolce far niente de las vacaciones. Un Martini con aceituna, levantar la vista para comprobar que las golondrinas rompieron, quizá hasta el año próximo, la alineación perfecta de agosto, el vaivén rumoroso de los aspersores sobre la lavanda, escribir esta columna deteniéndome solo para mirar a lo lejos, sin casi ver, sintiendo el sol como el gato que dormita cerca, y esperar que la comida esté lista. Saboreando el último día de mi verano. Pero es cierto que en Extremadura se hace largo. Pesado, de moscas refugiadas en los zaguanes, de campo agostado, agotado sin resuello hasta que no logra pasar el sempiterno veranillo de los membrillos y llega por fin el respiro. Por eso uno sueña con un tiempo dorado de uvas y tardes que se acortan perfilando la alcazaba, como arrebujada en una rebeca suave y acogedora. Porque, además, este mes tiene vocación de estreno: de colas en las librerías, de niños que se resisten a probarse el jersey que pica del uniforme, de cestas de la compra llenas de buenos propósitos, de fascículos que mueren tras el numero uno, de pasear Elvas en San Mateus, de álbumes de cromos que aun no saben que nunca serán completados, de las primeras clases de yoga y de inglés, del suplemento del Vogue con las pasarelas de otoño, del calendario de conciertos y el programa de la filmoteca, de coger moras para hacer mermelada,... Reencuentros y nuevos comienzos con los que llenar una agenda, que deberíamos, como los escolares, estrenar limpita, primorosa, este mes, en lugar de esperar a enero. Es día 1: Canturrear en el coche a Johnny Cash para el que «con septiembre empieza todo y también se acerca la muerte», parece una sincronía o una paradoja, cuando al pasar cerca de la autopista, nos saluda la pintada de «hoy es el primer día del resto de tu vida». Las fotografías del mar, los tickets de los restaurantes, los restos de conchas en el fondo de un capazo de mimbre, las canciones alegres del IPod para sobrellevar los atascos, quedaron atrás, ya no importan. Es septiembre y con él recomenzamos.