Isabel Paredes no sabe ya dónde acudir para que le hagan caso. Vive en el número 23 de la calle Dalia, en Las Ochocientas y cada año por estas fechas, ella y sus vecinos ven cómo el entorno de sus casas se llena de rastrojos y de bichos y tienen que ser ellos mismos los que se afanen en limpiar porque el Servicio Municipal de Parques y Jardines no responde a sus quejas.

Contaba ayer Isabel que entre las hierbas que han crecido hay "margaritas que están tan altas que caben en un jarrón" y es fácil ver culebras, que aunque no son de gran tamaño, no resulta agradable cuando alguna se cuela en las casas. Este año ya ha llamado dos veces al Servicio de Parques y Jardines, pero no recibe respuesta. Esta mujer bromea resignada diciendo que ya tiene afilada su guadaña para empezar a limpiar el entorno de su vivienda. Lo hizo el año pasado con su vecina del número 22. Isabel cuenta que entonces se dio la paradoja de que mandó escritos al consistorio y como no venían, ellas limpiaron y la semana siguiente recibió la respuesta del ayuntamiento diciendo que ya habían pasado a limpiar.