No entiendo muy bien la actuación municipal con el pequeño edificio de la glorieta de Manuel Rojas (Ronda Norte). Se iba a derribar. Amigos de Badajoz pidió que se respetase, por tratarse de los restos de la ermita de San Roque. Después de algunas dudas y del informe de un arqueólogo del ARI , se decidió que no era la tal ermita, pero que se respetarían los restos. Y, ahora, el ayuntamiento se gasta 50.000 euros en restaurarlos y el concejal del ramo avisa de que no se va a utilizar para nada.

Vamos a ver si me entero. Era una ermita y dejó de serlo, ¿qué experto dijo sí y, después, no? Si resultó no ser un resto importante, para qué se conserva en ese lugar tan inadecuado. También se podía haber pensado antes de trazar la vía por ahí. Y, rizando el rizo, ¿quién es el innominado arqueólogo autor de un segundo informe, que ratifica las conclusiones del primero? ¿Es arqueólogo o prehistoriador? ¡Qué no es lo mismo! Y, finalmente, si todos convenimos, admitiendo los criterios aducidos, en la ausencia de valor patrimonial alguno, ¿para qué se restaura y se gasta tanto dinero, si luego no va a servir para nada? Bueno, sí, servirá de refugio de vagabundos, de basurero y, finalmente, de desprestigio para Badajoz a los ojos de quien llegue en coche por aquella avenida. Acabarán derribándola y gastando más dinero.

¿Era necesario todo eso? ¿Sobra tanto presupuesto? ¿No hay otras necesidades? Me confieso incapaz de alcanzar una respuesta a tanto enigma. Salvo que con esa obra se esté intentando saldar alguna deuda. Luego se quejan de las críticas. Se dice que desanimamos a quienes sólo pretenden el bien de la ciudad. Bueno, a lo mejor somos demasiado crueles con nuestros munícipes, pero me reconocerán que no nos lo ponen fácil cuando de cambiar de actitud se trata. A mí, las obras en cuestión, me parecen innecesarias o, si prefieren, poco convincentes los argumentos que pretenden justificarlas. Creo poco en la casualidad. Y, tantos informes desfavorables, para luego desoírlos y hacer un gasto así, no me tranquiliza. Lo lógico sería lo contrario. Cada uno ocupa su lugar y este humilde columnista, sin ánimo de ofender, que, además, es experto en unas pocas cosas, ésta no la comprende.