Según la información que trasladó ayer el Ayuntamiento de Badajoz y la Dirección General de Agricultura y Ganadería, cuando se opta por la eliminación de una palmera afectada por el picudo rojo, es necesario un protocolo que consiste, en primer lugar, en el tratamiento fitosanitario previo del ejemplar y la zona colindante. Posteriormente hay que extender una malla en el suelo para atrapar las ramas, que se tienen que eliminar, cortar la valona y el fuste, que se puede mantener. Los restos secos se pueden quemar pero el tronco no y se tiene que enterrar a una profundidad superior de 2 metros y limpiar la zona de forma exhaustiva. La experiencia demuestra que la aparición de síntomas, en la mayoría de los casos, equivale a la pérdida de la palmera. A pesar de ello, cabe la opción de intentar un tratamiento curativo cada 45 días con materias activas (Imidacloprid, Tiametoxan y Clorpirifos).