La puesta en uso del cuartel de Sancha Brava, en la carretera de Valverde, cuyas instalaciones fueron abandonadas en 1999 por el regimiento Castilla 16 para trasladarse a la base de Bótoa, está pendiente de sentencias judiciales, debido a que tres familias reclamaron sus derechos de reversión sobre estos terrenos.

Según ha informado a EL PERIODICO el Ministerio de Defensa, dos de los reversionistas han interpuesto un recurso contencioso contra la resolución que denegaba la reversión. Ambos están pendientes de sentencia y aunque en el primero de los casos, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y, en el segundo, el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura han fallado a favor del Ministerio de Defensa, los demandantes han recurrido en apelación sendas sentencias, en un intento de agotar todas las posibilidades que permite el procedimiento.

Esta situación impide al ministerio la reutilización de estos terrenos, en los que en su día estuvo interesado el Ayuntamiento de Badajoz, que barajó incluso la posibilidad de trasladar a estas instalaciones el parque municipal de bomberos. Pero tal como confirma ahora Defensa, no se pudo llegar a ningún acuerdo para instalar equipamientos municipales debido al litigio existente con los antiguos propietarios de los terrenos sobre el derecho de reversión.

PRETENSIONES El ministerio confía en que los pleitos se resuelvan a su favor, como así ha sido por las sentencias ya dictadas y pretende que en cuanto esto ocurra se pueda llegar a acuerdos con las administraciones, para evitar en todo momento la especulación con suelo público.

Según los datos aportados por el historiador militar Alvaro Meléndez, el acuartelamiento de Sancha Brava se comenzó a edificar en 1965 para acoger al regimiento Castilla, que se trasladaba desde el cuartel de Menacho, porque había sido dotado de material pesado (carros de combate y transportes de cadenas) y en la carretera de Valverde podría disponer de campo suficiente para maniobras. Este cuartel fue diseñado como uno de los más modernos de su época. Meléndez apunta, como ejemplo, que disponía de salón de actos, adaptado para cine y teatro, el de mayor capacidad de la ciudad, con 1.100 butacas. Las instalaciones se empezaron a edificar coincidiendo con una reforma interna del Ejército que sacó los cuarteles de las ciudades.

El cuartel de Sancha Brava puede ocupar alrededor de 100 hectáreas de campo y 10 de acuartelamiento. Sancha Brava era inicialmente un campo de tiro e instrucción, que recibe el nombre de la cañada donde se sitúa y se dedicaba a los ejercicios de tiro de la guarnición. Hay constancia de haberse usado al menos desde finales del siglo XIX. Cuando se levantó el acuartelamiento se estableció en los terrenos un nuevo campo de tiro. Fue dotado de suministro de agua, electricidad, disponía de talleres, aparcamientos, botiquín, campo de deporte, piscina, depuradora, galería de tiro, pistas de aplicación, cocinas y comedor para al menos 1.500 hombres, una pequeña residencia para mandos y hasta capilla.

NUEVA REFORMA En el 99 tuvo lugar una nueva reforma interna del Ejército, que sustituyó los cuarteles por las grandes bases militares, lo que supuso también el cierre de los de Plasencia y de Mérida. Pero el emeritense tenía más de 80 años, mientras que las instalaciones de Sancha Brava estaban nuevas.

El Ministerio de Defensa asegura que, de momento, los terrenos están vigilados para evitar vandalismos u ocupaciones ilegales y en ocasiones se ha permitido el uso temporal de los terrenos a Cruz Roja para campañas de recogida de alimentos y otros fines humanitarios y sociales.