El alcalde está contento y relajado. Nada que ver con la imagen indisimulada de los últimos meses, cuando estaba en plena efervescencia la amenaza de la moción de censura. Todo indica que el PP conseguirá sacar adelante los presupuestos municipales del 2017 con el apoyo suficiente de la única concejala de Ciudadanos, Julia Timón, a juzgar por las últimas declaraciones de Fragoso, en las que abiertamente manifiesta que es el partido más próximo ideológicamente. Ahora sí, que el portavoz es otro.

El anterior, dicen, se dejaba llevar por sus intereses personales, según han criticado, no solo el alcalde, sino su excompañera de grupo y de partido, sin contar cuáles. Timón ha esperado a que se vaya para acusarlo públicamente. También ha comentado que en esta nueva etapa primarán los partidos sobre los personalismos. Ése fue el problema: que el anterior portavoz municipal de Ciudadanos, Luis García-Borruel, no era de la cuerda de C´s, al menos de una parte, la que manda en la región y goza de la confianza de Madrid, a juzgar por lo ocurrido en Badajoz.

Tras las elecciones, el alcalde accedió a pasar por el photocall de color naranja cuando dio a conocer el acuerdo de investidura que le permitía seguir ocupando el sillón que Celdrán le traspasó. Pero Borruel se le atragantó y a medida que transcurría la legislatura, se le hacía más difícil tener que morderse la lengua y aguantar a su socio.

Está por ver el grado de exigencia que va a imponer en las relaciones PP-Ciudadanos la nueva portavoz, que ya ha anunciado que va a controlar el cumplimiento de los acuerdos que se alcancen, dando por hecho que va a apoyar los presupuestos municipales del 2017. De los del 2016 ya nadie se acuerda, salvo los socialistas, que no hacen más que mentar a la bicha, sin que nadie se dé por aludido. Desde luego, lo que ha quedado bien claro con todo lo sucedido es que Borruel y Timón no iban en el mismo barco, aunque por aquel entonces el viento soplase en la misma dirección. Más bien era una ligera brisa. Borruel llevaba todo el peso de las relaciones con el equipo de gobierno y con la oposición. La nueva portavoz pretende hacer borrón y cuenta nueva a mitad de la legislatura, como si los dos años ya transcurridos no hubiesen ido con ella.

Timón no quiere dar la imagen de ser un mero instrumento del PP y, comparecencia tras comparecencia, aspira a convencer de que tiene su propio criterio y que lo va a defender en la negociación. Quiere dar a entender que ha agarrado con firmeza su apellido para marcar el rumbo de su grupo. No tiene fácil dotar de credibilidad un futuro acuerdo, si los anteriores aún no se han cumplido. De los compromisos que Ciudadanos incluyó en los presupuestos del 2016 quedan pendientes algunos que poco tienen de ideológicos y mucho de desinterés. La colocación de unos cañones en el Hornabeque, dedicar una escultura al general Menacho o habilitar un hogar canino son cuestiones de no demasiado calado de las que no se ha vuelto a saber nada un año después, pero sí que sirvieron al PP para sacar adelante unos presupuestos de su autoría. En manos de la nueva portavoz de Ciudadanos está cerrar una negociación con contenido suficiente que justifique su apoyo. En las manos del PP está cumplir y demostrar que cuando llega a acuerdos respeta a los representantes de otros partidos y no solo le obsesiona sumar votos para sacar adelante sus proyectos. La foto hay que hacérsela en el momento de la firma, pero sobre todo hay que rendir cuentas a los ciudadanos. Si no, sale movida.