Los que poco o nada sabemos de términos económicos tenemos serias dificultades para hacernos una idea del alcance de la crisis que azota a nuestro país. No sabemos si creer a esos que dicen que esto no ha hecho más que empezar y que hay que apretarse el cinturón o a aquellos que afirman que sólo es un bache y no será para tanto.

Lo que sí creo es que, como siempre, muchos aprovecharán la coyuntura para hacer su agosto a costa de la crisis, ¿cuántos despidos habrá amparados en la excusa de la crisis? ¿cuántas políticas interesadas harán algunos políticos para recortar fondos de manera injustificada? ¿cuántos negocios cerrarán por la incompetencia de sus gerentes y no por la crisis?.

Si algo deberíamos pedir a nuestros políticos, a los que gobiernan y a los que están en la oposición, es sensatez y sentido común a la hora de advertir de los peligros y de adoptar medidas para paliar los efectos de la crisis, porque como todos sabemos: "a río revuelto, ganancia de pescadores", y en esto los que más perjudicados salen son siempre los mismos, los que menos agujeros tienen en el cinturón, o los que ni siquiera tienen cinturón.