La Policía Nacional investiga cuatro robos ocurridos en distintos establecimientos, en su mayoría restaurantes, de Valdepasillas, Las Vaguadas y Cerro del Viento, el viernes y el martes. En los cuatro casos, el modus operandi empleado por el autor o autores fue el mismo, ya que aprovecharon las horas de la madrugada, en las que los establecimientos ya estaban cerrados, y utilizaron una reja del alcantarillado o de los imbornales para romper los escaparates de los establecimientos, entrar en su interior y llevarse la caja registradora. Luego, una vez fuera, abrieron las cajas para quedarse con el dinero que hallaban en su interior.

Los robos fueron perpetrados en la madrugada del viernes, día 1, y la madrugada del martes, 5 de febrero, y los negocios afectados fueron la Dehesa de Santa María, situada en Las Vaguadas; la confitería Dulcinea, en Valdepasillas; y el restaurante La Sukursal, en el Paseo Condes de Barcelona, del Cerro del Viento, además de otro restaurante en Valdepasillas.

Los botines obtenidos son de 20, 300, 700 y 900 euros. La Policía Nacional ha establecido un dispositivo para detener a los autores y acabar con este tipo de actos delictivos que parecen haberse puesto de moda, ya que, aunque hasta ayer no se habían denunciado en comisaría, este diario tuvo constancia de que otros establecimientos también fueron asaltados por el procedimiento del alcantarillazo , como es el caso del restaurante Bocaccio, la pasada semana, y el mesón El Rinconcito, en Las Vaguadas, el martes.

Hasta el momento no se ha producido ninguna detención, según la policía, que tampoco ha relacionado estos hechos con otros similares ocurridos en Mérida en enero y por los que se detuvieron a dos varones, un padre y su hijo, de Badajoz, que supuestamente rompieron las lunas de los escaparates de seis establecimientos con las tapas de alcantarillas para entrar y salir huyendo a toda velocidad a bordo de un vehículo con las cajas.

En el restaurante La Sukursal de la capital pacense entraron a las 3.50 horas del martes, hora en la que la central de la alarma avisó al propietario, Iñaki Ganuza, que vive justo encima de su negocio, aunque asegura que no oyó entrar a los ladrones. "Estaba con gripe y además tomo pastillas para dormir, por lo que no me enteré". Ayer esperaba que le reparasen la luna de la ventana, por donde entraron y se llevaron 300 euros, "el dinero que dejamos para los cambios". Iñaki espera que detengan pronto a los autores y afirma que "han ido derechos al dinero, menos mal que no se han parado a causar más destrozos".