Hubo una avería en la conducción del agua a las tres de la madrugada y vinieron los de Aqualia a cortar el suministro. Volvieron a las ocho para comenzar a arreglarla; cuando comenzó a excavar una máquina arrancó la tubería del gas y se produjo un escape, con un fuerte pitido que duró un cuarto de hora". Así contó Isabel Moreno, propietaria de una tienda en el número 2 de la calle Miguel Pérez Carrascosa, cómo se produjo el desalojo del edificio Félix Fernández Torrado.

La mujer señaló que los operarios de Aqualia les avisó "y salimos todos a la calle, pero enseguida vinieron los técnicos del gas y lo cortaron".

Los técnicos, al tiempo que alertaron a los vecinos para que salieran a la calle, dieron aviso a los bomberos y a la policía local, si bien estos no tuvieron que intervenir porque en pocos minutos, un técnico de Gas Extremadura cortó el fluido.

Esta intervención se llevó a cabo a pesar de que la instalación no es propiedad de esa compañía, sino de la comunidad del edificio afectado, según explicó el mismo técnico a este periódico tras la avería.

Tanto Isabel Moreno como su vecina María Dolores Gómez explicaron que no se produjeron más incidentes ni daños personales y que incluso, "al contrario, lo pasamos bien después del susto y nos fuimos a desayunar".

El escape de gas llamó la atención por el fuerte silbido que produjo debido a la presión, "pero se hizo cargo un instalador de gas que vive en el edificio hasta que llegaron los técnicos de Gas Extremadura y lo cortaron enseguida", aunque permaneció un fuerte olor en el ambiente.

El escape se produjo hacia las 8.45 horas, según los bomberos y la policía local, y una vez resuelto, Aqualia continuó con los trabajos de reparación de la avería del agua.

La rotura se produjo en una tubería de fibrocemento de cien milímetros de diámetro, que se rompió debido a la presión del agua por su antigüedad, quedando restablecido el servicio hacia las 13.30 horas.