La procesión de San Cristóbal acompañado por más de un centenar de coches duró ayer apenas 6 minutos (contabilizados por uno de los que integraban la fila), el tiempo que quienes seguían al santo sobre ruedas tardaron en recorrer el paseo Fluvial, atravesar la autopista, coger Santa Marina, girar hacia la avenida de Colón, volver a cruzar la autopista y regresar por la avenida del Perú a la iglesia de San Juan Macías. Y todo así de rápido porque, a pesar de que los vehículos circulaban a 10 kilómetros por hora, no había semáforo ni señal de tráfico que frenase su camino, pues la Policía Local les tenía abierto todo el trayecto sin ningún obstáculo.

A pesar del poco tiempo que duró, logró su cometido: sacar a la imagen por las calles de Badajoz, como se estuvo haciendo hasta mediados de los 60. Entre los que acompañaban a San Cristóbal había taxistas y sobre todo amantes de los vehículos antiguos y clásicos, motoristas y automovilistas. También acudió en su moto el concejal de Tráfico, Germán López Iglesias, y dos coches de la Policía Local y de Protección Civil escoltaban a la imagen, que iba subida en un carro-altar enganchado a un todoterreno. Previamente se rezó una oración y después tuvo lugar la bendición de los vehículos que acudieron a esta cita.

La recuperación de esta tradición ha sido posible por el empeño del delegado episcopal de Piedad Popular de la diócesis, Mariano Cabanillas, que ayer mostraba su satisfacción por la respuesta de los conductores, que era digna de reconocimiento pues la procesión se celebró a la una del mediodía, bajo un sol de justicia y la mayoría de los vehículos no tenía aire acondicionado.

"Mi objetivo, que era salir a la calle y manifestar públicamente nuestra pública profesión de fe, se ha cumplido", señalaba Cabanillas, que al mismo tiempo defendió que la devoción a San Cristóbal debe ir unida a "un sentimiento de responsabilidad que debemos tener los conductores, pues de nada sirve rezar mucho si uno después no es consecuente y no respeta las normas de tráfico". Por eso la convocatoria se hizo coincidir con la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico de la Conferencia Episcopal.