El cierre del matadero municipal de Badajoz el pasado 1 de enero y seis meses después el antiguo de Olivenza ha obligado al sector cárnico que surtía a los hogares pacenses a reorganizarse y ha provocado muchos reajustes que incluso han traído como consecuencia el cierre de algún negocio.

Solo un entrador de los que trabajaban con el matadero municipal de Badajoz, Jacinto García Venero, sigue utilizando una cámara de las instalaciones del ayuntamiento en El Nevero, en espera de terminar las que se ha construido en el polígono industrial, con sala de despiece. Desde el cierre de Olivenza, García Venero tiene que ir a sacrificar al matadero municipal de Cáceres, el más cercano para vacuno y cordero. Este entrador ha podido sobrevivir porque tenía camiones frigoríficos en los que transportar a los animales ya sacrificados hasta la capital pacense, una vez aquí los guarda en las cámaras del matadero municipal ya cerrado, donde conserva la carne hasta el día siguiente, que reparte entre las carnicerías.

Pero hay quien no ha podido soportar el sobrecoste que supone tener que trasladar el ganado vivo al matadero municipal de Cáceres y traerlo en camiones frigoríficos a Badajoz.

RUMASA Es el caso de Pepe Casaseca, que sacrificaba en el matadero municipal de Badajoz y posteriormente en el de Olivenza hasta que éste ha dejado de funcionar. Cuando se anunció el cierre de las instalaciones de Badajoz, la alternativa que se dio a quienes trabajaban con este matadero (7 entradores y 90 carnicerías) fue fundamentalmente el de Olivenza, cuyas instalaciones ya se sabía que estaban a punto de cerrar porque no reunían las condiciones que Sanidad exige, pero se estaba construyendo otro nuevo.

Las previsiones cambiaron cuando éste último fue adquirido en agosto por Nueva Rumasa. De momento no han empezado a funcionar y los ganaderos esperan que lo haga en diciembre.

Pepe Casaseca, según cuenta él mismo, ha tenido que "cerrar el negocio" porque la única alternativa que le quedaba era matar en Cáceres "y yo me he negado porque no me salían las cuentas". Ahora compra ganado vivo y lo vende vivo. "Llevaba 25 años en esto y ahora tengo que empezar otro negocio y esperar a que arranque".

"El panorama ha cambiado de la noche al día", cuenta este empresario, quien se lamenta de que "a mí me han estropeado el trabajo". Casaseca venía sacrificando en el matadero de Badajoz entre 7 y 8 terneros y 50 o 60 corderos a la semana, que suministraba a carnicerías de la capital y pueblos del entorno.

Este ganadero reconoce que cuando cerró el matadero de Badajoz "me veía venir" lo que finalmente ocurrió. Y con Olivenza pasó algo parecido que con el de Badajoz, pues el día 20 de junio les avisaron que cerraban el 30, sin darles tiempo a reorganizarse.

Ahora mucha de la carne que se consume en Badajoz, según cuentan, además de la de García Venero, viene de fuera. De Villanueva del Fresno, de Madrid, Córdoba, Ciudad Real, Toledo y Málaga, donde hay mataderos industriales que tienen representantes en la región.

El carnicero Manolo Cansado (Carnicería Manolo, en Manuel Alfaro) también se queja amargamente. "Esto es una ruina total", se lamenta. Antes, cuando funcionaba el matadero de Badajoz, compraba algunos terneros y los sacrificaba, pero ya no puede porque no merece la pena para tan poco ganado tener que ir y venir a Cáceres y se los compra a García Venero. "Es un trastorno grandísimo", señala. El cerdo sí se puede sacrificar en Zafra, Almendralejo o Alburquerque.

Esta situación ha influido necesariamente en el precio de la carne "que se ha encarecido un poquito", según señala Cansado y confirma Francisco Ramos (de la carnicería de la avenida de Colón". Este último también dice que el cierre de los dos mataderos ha afectado "bastante" a su negocio porque, sobre todo con la ternera "nos la traen al precio que ellos quieren". Antes esta carnicería mataba periódicamente, pero ya se tiene que surtir de García Venero.