Los transeúntes y vecinos de la calle San Juan se llevaron un buen susto cuando a las 12.40 horas de ayer escucharon, vieron y sintieron cómo el edificio del número 13, de cuatro plantas, se vino abajo, en su mayor parte por el interior, pero también cayeron al exterior cascotes de un tramo de la cornisa y se desencajaron los bastidores de la puerta y escaparates de la antigua tienda de Espejo. Si bien todo se quedó en eso, pues no hubo que lamentar daños personales. Es el segundo derrumbe en menos de un mes en ese inmueble.

La causa, tras una primera inspección de los técnicos, pudo estar en los trabajos de desescombro que se llevaban a cabo desde hace dos semanas en el inmueble anexo, el número 11, según el concejal de Urbanismo, Celestino Rodolfo. En el momento del derrumbe dos personas trabajaban en la planta baja, a quienes les dio tiempo para retirar una grúa y ponerse a cubierto, por lo que salieron ilesos a la calle en medio de una nube de polvo.

La voz de alarma la dio Maribel, una mujer que pasaba por el lugar y vio que caían cascotes de la cornisa y escuchó el ruido de lo que quedaba de la casa que se venía abajo. Fue quien avisó a la policía local, que de inmediato cortó el acceso, evacuó a los residentes y comerciantes más próximos, valló el tramo de calle afectada y avisó al concejal y a los técnicos de Urbanismo. También se avisó a los bomberos, pero no tuvieron que actuar dado que se aconsejaba el apuntalamiento de la fachada, por motivos de seguridad.

Tanto los vecinos de las viviendas que están enfrente de ambos inmuebles como los locales de hostelería fueron avisados de que no podrán permanecer en ellos ni abrir al público hasta que se garantice la seguridad. Los técnicos avisaron también a los propietarios de los inmuebles afectados, a quien "hace tiempo que se les comunicó la orden municipal de recuperación y seguridad de los mismos", dijo Rodolfo. De hecho, uno de ellos, el del número 11, había comenzado a desescombrar.

Poco después acudió el alcalde a visitar la zona, a quien informaron el concejal y los técnicos de la ruina total de los edificios y de la orden de derribo inmediato, "entre hoy y el lunes o el martes; de no ser así, el propio ayuntamiento lo acometerá y trasladará el coste a los dueños", dijo el concejal.

Jaime y José Antonio son los operarios que trabajaban en el interior cuando se vino abajo el otro inmueble. "Estábamos retirando escombros y de pronto oí caer unos cascotes; nos dimos cuenta de lo que pasaba y de lo que se nos venía encima y nos dio tiempo a retirar la grúa y ponernos debajo de una bóveda; salimos cuando se pasó la nube de polvo", contó Jaime.