La visita del Ministro de Fomento ha sido un jarro de agua fría. Las más razonables aspiraciones de los extremeños han sido nuevamente frustradas. Si Ana Pastor se comprometió en el año 2013, que en el 2015 tendríamos un tren de altas prestaciones entre Badajoz y Madrid, que tardaría tres horas y treinta y cinco minutos, parece muy razonable que en el año 2017 esperásemos que bien pronto esto podría ser realidad. Pero no solo nos dice que no contemos con ello, sino que esas obras se esperan que estén terminadas en el año 2019, pero que no se puede comprometer cuando puede empezar a circular un tren. Si además nos dice que solo en ese tramo actualmente en construcción habrá electrificación en el año 2020, y del resto no dice nada, ni se atreve a mencionar la palabra AVE, pues es lógica la sensación de desconfianza y de tomadura de pelo.

Pero a pesar de esta sensación de indignación y de frustración, creo que puede haber motivos también para la esperanza. He escuchado entero el audio de las declaraciones y la rueda de prensa. Evidentemente no nos traía el regalo esperado, pero también las declaraciones están llenas de ambigüedades y puertas abiertas que habrá que gestionar.

El Gobierno ha propuesto la apertura de unos meses de debate y negociación para la firma de un Pacto Nacional de Infraestructuras.

El Ministro no puede adquirir compromisos que después pueden verse modificados por las presiones de los distintos agentes de la negociación. Ha ofrecido que se realice una reunión dentro de seis meses para hacer el seguimiento de las obras, pero ha dicho que hay muchos flecos que hay que solucionar en este tiempo, así como varios estudios para ver como se acometen las obras.

Creo que en esta ocasión no se ha querido pillar los dedos dando fechas y adquiriendo compromisos que no estuviesen ya adquiridos en la actualidad.

Los distintos lobbies existentes en otras zonas, especialmente los del Corredor Mediterráneo y los del Noroeste están moviéndose con mucha intensidad y precisión. Por eso creo que ahora nos toca a nosotros. Serán seis meses decisivos. Y espero que en seis meses puedan cambiar mucho los compromisos. Yo así lo creo y por mí no quedará. Merece la pena lucharlo.