Sentí miedo, luego impotencia, con el tono con el que entró y nos dijo: no es una amenaza, pero o compran el piso y les desahucian; y entones me fui a llorar a la cocina; el hombre se quedó hablando en la sala en un tomo agresivo a mis hijos, pero yo no sabía qué hacer», cuenta Estrella Chávez, viuda, de 72 años, que vive con su hijo de 48, en paro, en uno de los cuatro pisos de la tercera planta del portal 6 de la calle Ricardo Puente Broncano, en Las Moreras Nuevas.

Estaba con su hija Yolanda que ya no vive con ella, y con sus vecinas Emilia Frontera y Margarita Rodríguez, que cuentan historias similares con algunas variantes. Pero todas, tenían --o sus padres-- casas en la antigua Morera, que se derribaron, y cambiaron por pisos en alquiler con opción a compra aportando la diferencia de precio, -de 5.000 o 6.000 euros los antiguos, a en torno a 19.000 los nuevos-, que no han ejercido por distintas causas; todas viven ahí hace 23 años. «¿Dónde vamos si nos echan?», preguntan.

«Vino de muy malos modos con el ultimatun de compras o a la calle; dio dos meses», explica Estrella Frontera, para quien los 200 euros que dice que tendría que pagar de cuota de hipoteca, «es mucho; soy pensionista y aunque trabaja mi marido, podría la mitad, pero no negocian».

«Llamaron a casa preguntando por mi padre; sin saber a qué ni por qué, un hombre de una empresa de la Junta me dijo que no amenazaba pero tenía dos meses para comprar o me echan», relata Emilia, que vive con dos hijas y acaban de concederle la renta básica. «aunque el precio no está mal, no lo puedo pagar», señala. Como sus vecinas, paga un alquiler de veintitantos euros.

Las tres identifican al visitante como «de una empresa que venía de parte de la Junta», y reconocen que acabaron «llorando de miedo y de impotencia; no hay derecho». Emilia se pregunta por qué no le subrogan el contrato una vez muerto sus padres, «como han hecho siempre sin pegas, hasta ahora». Y que «¿cómo puede venir un extraño a tu casa, hablarte de tan malos modos y decirte que o compras la casa o te vas a la calle, te desahucian?»,

La Junta, por su parte, señaló que «esa no es la manera de actuar de la Junta, ni se corresponde con su política de vivienda». Y añadió que «de forma habitual, la Junta ofrece a los inquilinos de Viviendas de Promoción Pública la posibilidad de adquirir la vivienda. Es un ofrecimiento voluntario. Si el inquilino considera que no puede o no quiere optar a la compra por cualquier motivo, continúa como estaba, en régimen de alquiler mediante abono de mensualidad».