Contra la dueña del sex shop de Almendralejo Tu Tabú , han emprendido una cruzada algunos caritativos creyentes locales, para que se vaya de allí porque en las inmediaciones hay una iglesia. Qué manía tienen los que son o defienden lo eclesiástico en declararle la guerra a la genitalidad. La pobreza causada por otros, la explotación de la persona, el robo, el fraude fiscal, el maltrato a la mujer pueden existir cerca de las iglesias sin que estos cruzados modernos abran la boca, pero basta, como en este caso, exponer en un escaparate unos cuantos juguetes eróticos --que, por cierto, son divertidos y muchas veces previenen problemas psicológicos y hasta psiquiátricos-- para que se arme la de Dios es Cristo.

En la fachada del entretenido negocio de esta mujer que paga religiosamente sus impuestos --nunca mejor dicho, por la vecindad de la que goza--, los cruzados han escrito "IROS YA", lo que demuestra que la intransigencia y la incultura van siempre de la mano. Pero resulta que esta empresaria tiene un negocio legal, cumple los requisitos legales, contribuye al fisco y tiene todo el derecho del mundo a tener su tienda donde le dé la gana.

Yo le recomendaría a esos guerreros del Señor que apuntasen su artillería hacia otro lado. Porque, por ejemplo, ¿a esos conventos, seminarios, colegios, internados, coros, parroquias o residencias religiosas donde centenares o millares de curas pederastas han abusado y abusan de decenas de millares de niños en numerosos países del mundo, se les puede llamar sex church ? Pues ahí tienen campo abonado para sus acciones pías, en lugar de amargarle la vida a una persona que trata de ganarse honradamente la vida, aunque sea de un modo que a ellos no les gusta.

Lo peor de este sex church , que está demostrando su vocación ecuménica con esa cascada creciente de franquicias que aparecen cada vez en más países del mundo, no es solo el extremo al que llegaron sus católicos practicantes, sino el encubrimiento del que se beneficiaron, al amparo de las altas jerarquías eclesiásticas locales y romanas.

Así que, dejen los sex shop en paz, y vigilen los sex church . Es decir, menos hipocresía, menos abusos y más respeto al prójimo.