De nuevo este año la polémica del Carnaval de Badajoz está servida a cuenta de las protestas de algunos vecinos por el ruido que provoca esta fiesta. Dos asociaciones del Casco Antiguo de Badajoz, la zona de la ciudad con más gente en Carnaval, piden que los bares no puedan sacar sus barras a la calle o que no circulen por allí los llamados artefactos, unos vehículos carnavaleros que ambientan el Carnaval con su música e ingenio. Incluso, quieren limitar las horas de apertura de los locales de ocio nocturno.

Ya hace dos años, el ayuntamiento prohibió a los locales del Casco Antiguo poner altavoces en la calle y tampoco se instaló la tradicional «discoteca de la Ría», lo cual produjo un descenso considerable de público. Los carnavales de Badajoz perdían así, en mi opinión, un poquito de su identidad como carnaval de calle.

Por eso en esta ocasión el ayuntamiento parece no estar dispuesto a atender las reclamaciones de estos vecinos. Según ha dicho el alcalde, Francisco Javier Fragoso, las limitaciones que plantean son incompatibles con la celebración de una fiesta que aspira a ser declarada de Interés Turístico Internacional.

De nuevo el derecho al descanso y al ocio de los ciudadanos se pone sobre la mesa. Dos derechos, que por cierto, están reconocidos en la Declaración de Derechos Humanos, entre otros documentos internacionales. Pero es evidente que existe cada vez mayor consenso jurídico a favor de proteger a las personas frente a los decibelios. Lo hemos visto en Cáceres hace tan sólo unos días con sentencias condenatorias de cárcel para políticos y empresarios.

Y esa es la madre del cordero. Los vecinos que sufren el exceso de ruido se hacen fuertes en sus argumentos con el sabido respaldo de la justicia. Y los políticos ponen sus barbas a remojar. Queda apelar al sentido común, la moderación y el respeto; tanto hacia el que quiere descansar como el que desea divertirse.

Pero el Carnaval de Badajoz no puede ser una celebración silenciosa. Al menos, si queremos que siga siendo el Carnaval de Badajoz.

Claro que siempre tendremos la opción de llevar el Carnaval a Ifeba, que allí no molesta a nadie y además estamos todos calentitos.