LUGAR DE NACIMIENTO CORDOBA (ARGENTINA)

FECHA 1962

ESTUDIOS ABOGADA

TRAYECTORIA ES LA CARA VISIBLE DE LA ASOCIACION DE INMIGRANTES TODOS IGUALES, TODOS LEGALES, A LA QUE SE DEDICA EN EXCLUSIVA Y DONDE DEFIENDE SUS DERECHOS

Silvia Moyano dejó su país, Argentina, hace cinco años para encontrar una vida mejor y para que su hijo pudiera estar cerca de su padre. Estas fueron las causas que trajeron a esta abogada a Badajoz. Su contundencia y su estilo en la defensa de los derechos de los inmigrantes al frente de la asociación Todos iguales, todos legales, han hecho que sea considerada por algunos sectores como "políticamente incorrecta".

--¿Cómo fue tu experiencia al llegar a Badajoz?

--Me pasó como a muchas otras personas que llegan con muchas ilusiones y con sueños, pensando que va a ser más fácil, pero luego no fue así. Integrarme no me costó porque a los argentinos se nos quiere mucho y solemos caer siempre bien. Busqué un colegio para mi hijo y trabajé en el servicio doméstico y cuidando ancianos. Al principio no sabía hacer bien este trabajo, pero luego aprendí, eso y otras muchas cosas más. Ya no le tengo miedo a nada, he pasado momentos tan malos...Llegué a pedir prestado para hacer una llamada a un móvil y para comprar un sello. Me quedé fuera del proceso de regularización del 2001 por estar mal asesorada, y en el 2002 toqué fondo y dije: me voy. Pero tenía un círculo de amigos que me ayudaron, conocí la Plataforma del 0,7 y me alivió espiritualmente, porque sólo fregar me embruteció, perdí mis hábitos de lectura y estudio.

-- ¿Fue entonces cuando conociste la asociación?

--Sí, se había creado en el 2001, en pleno proceso de regularización, me involucré y mis compañeros me eligieron para ser la coordinadora, sólo soy la cara visible porque somos todos.

--¿Qué percepción se tiene de vuestro trabajo?

--A veces pienso que si hubiera un español en mi sitio obtendríamos más cosas. Me dicen que soy muy atrevida y que soy políticamente incorrecta, porque digo lo que pienso y denuncio lo que veo, por eso resulto incómoda, sobre todo a la Administración. No percibimos rechazo, pero sí cierto clasismo, es como un nuevo colonialismo, se piensa que como venimos a trabajar tenemos que empezar desde abajo, y que no salgamos de ahí. No entienden cuando digo que no queremos vivir de Cruz Roja ni de Cáritas.