El historiador Alvaro Meléndez ha dedicado el fin de semana a mostrar el edifico de la antigua Capitanía General de Extremadura, en la plaza López de Ayala, antigua sede del del Gobierno Militar y de la Comandancia. El viejo palacio está pendiente del nuevo uso que decida Defensa.

Este caserón es la última edificación militar que queda en Badajoz y representa el modelo del estilo arquitectónico de su época. "Su importancia viene dada sobre todo por su historia", destaca Meléndez.

El solar sobre el que se asienta estaba ocupado por viejas casonas señoriales. En el siglo XVIII pasó a poder de los condes de la Torre del Fresno, patronos del convento de las Descalzas. En 1808 vivía en el palacio Toribio Grajera, tercer conde de la Torre del Fresno, capitán general interino de la ciudad, asesinado ese año por una revuelta popular. La viuda decidió entonces trasladarse a la casa del Cordón (hoy sede del Arzobispado) y cedió la instalaciones en usufructo a la Capitanía General. En 1848 se quedó con el palacio un comerciante, Pedro Pérez Velasco, a quien se lo compró en 1851 el Ministerio de la Guerra.

La gran reforma del edificio se hizo entre 1866 y 1876, obra del ingeniero militar Carlos Vila. La segunda fue hacia 1929, cuando el dibujante Antonio Blanco Lom realizó murales en el interior, entre ellos los inspirados en el Quijote. También hay un mural de Francisco Pedraja. La última reforma fue en 1940 con elementos franquistas. Meléndez cree que el palacio requeriría una rehabilitación para su puesta en valor, "una vez que sepamos qué uso va a tener".