«Cuando termine mi carrera, me gustaría viajar por Europa como hacen otros compañeros, pero volveré a Siria para trabajar; ojalá vuelvan todos los jóvenes que se han marchado, porque cuando termine la guerra habrá mucho que hacer. Mi país lo está pasando muy mal», manifestaba ayer Belal Kharouf, un joven sirio de 27 años que estudia Ingeniería Industrial y a quien la Fundación CB acoge en su residencia universitaria (Rucab).

Llegó hace una semana a Badajoz procedente Béjar, «un sitio demasiado tranquilo», al que fue tras pasar por Salamanca, donde «la matrícula es muy cara, y en la Universidad de Extremadura está bien y la ciudad es tranquila y tiene vida».

Belal Kharouf comenzó sus estudios en Damasco, donde viven sus padres y cuatro hermanos, «tres chicas y un chico», «en una zona que ahora está más tranquila, bajo control del Gobierno». Fue a raíz de la guerra que marchó a Egipto, en 2002, pero «cuando comenzaron los problemas por la situación política, fui a Turquía a buscar una universidad, al tiempo que pedí el visado para venir a España, y estando allí me lo concedieron, por lo que me vine a estudiar a Salamanca». No llegó pues a matricularse en Turquía, explica.

Kharouf ha trabajado antes para mantenerse, de cajero en una farmacia y en un restaurante, y tradujo textos «para aprender el idioma».

Ahora, a partir de este mes de agosto, Belal Kharouf dispondrá de alojamiento y manutención en la Rucab, «además de contar con los mejores servicios y todas las facilidades, pues está junto al campus, lo que facilita a los residentes acudir a pie a las clases», señalan desde la fundación.

Esta acción se enmarca en la «estrecha colaboración que esta institución mantiene con la Uex, pues uno de los objetivos de Fundación CB es apoyar la educación y el bienestar social; en este caso facilitando a un estudiante extranjero la posibilidad de continuar sus estudios en España», añaden.

Balal Kharouf no ha vuelto a Siria desde el 2002. Afirma que lo hará cuando termine la carrera, aunque le gustaría viajar por varios países. De momento, asegura encontrarse muy bien en Badajoz «porque el clima es el mismo y la vida muy parecida; Badajoz es una ciudad que parece tranquila, sin demasiado tráfico, y a la vez tiene vida y la gente es muy agradable y abierta».

A lo largo de la conversación mantenida en las instalaciones de la Rucab, el joven estudiante de Ingeniería Industrial explica que sigue la actualidad de su país a través de las noticias y que vive «con preocupación lo que pueda ocurrirle a su familia, aunque ahora están bien».

«Antes de la guerra en Siria había 34 millones de habitantes, y desde entonces hasta hoy han salido 12 o 13 millones», un movimiento migratorio que sigue a través de los medios de comunicación con preocupación, pero su interés ahora, aquí, es aprender español, que usa bastante bien, y «estar bien con los profesores, con los compañeros y con los amigos aquí en la residencia, todo eso está bien», dice.

Su intención y su interés es finalizar sus estudios de Ingeniería Industrial aquí, en la Uex, en Badajoz, y luego «trabajar, ojalá que en mi país, si no, aquí, por eso ésta es una buena oportunidad para mí».