El Revellín de San Roque (su nombre técnico es Revellín de la Trinidad) se levantó en 1735 con planos del ingeniero militar Diego de Bordick. Su misión, según las explicaciones del historiador militar Alvaro Meléndez, era controlar la entrada del camino real de Mérida-Madrid y de todos los caminos que iban a la Puerta de la Trinidad, que tenían paso por ambos lados del Revellín a través de dos pequeños puentes que salvaban la corriente del río Rivillas y el foso. De esos puentes, se conserva el que se encuentra en el interior del parque de la Trinidad, que ha sido remodelado. Otro de los puentes originales del que aún quedan vestigios es el del lado derecho, en cuyos bajos se ven todavía los arcos de ladrillo y de piedra.

El Revellín de San Roque es un sistema defensivo completo, con foso, parapeto y, en origen, con capacidad para cuatro piezas de artillería. En los años 40 fue prácticamente vaciado y remodelado por el arquitecto Francisco Vaca para hacer el parque de bomberos. Incluso con la reforma es, según Meléndez, "una pieza única".