Zapatero traicionó el ideario y el programa socialdemócrata por el que le votamos una mayoría de españoles y se hizo un fervoroso social-liberal que terminó concitando el rechazo de la mayoría de su electorado. El PSOE aún está sumido en el agujero negro de aquella catástrofe provocada por una panda de socialistas traidores, con ZP a la cabeza. En Francia, el presidente Hollande, que no ha aprendido una lección que tenía tan cercana en el tiempo y en el espacio, ha traicionado igualmente a la socialdemocracia, se ha convertido al social-liberalismo y ya ha sembrado el agujero negro que ha empezado a devorarlo a él y a su partido, como se vio en las recientes elecciones municipales. Sus primeras medidas tras el reajuste de gobierno dan grima. De primer ministro ha puesto al valiente titular de Interior que detuvo a aquella niña gitana en una autobús escolar para aplicarle una expulsión exprés del país. El nuevo gobierno ha anunciado ya que recortará 50.000 millones de euros en gastos sociales al tiempo que rebajará los costes laborales de las empresas en 40.000. Que esto lo haga un gobierno de derechas, como el de España, es inadmisible, pero tiene la lógica de su ideología. Pero que lo haga un gobierno de izquierdas es una traición en toda regla a su ideario, a su programa y a su electorado.

El dios mercado y el falso dogma liberal han abducido a los líderes socialistas de España y de Francia, que no han tenido el valor de promover otra política que, como han demostrado países como Noruega, Suecia, Dinamarca, Islandia, Finlandia e incluso Uruguay o Brasil y hasta China, es perfectamente factible. Una política en la que el mercado es compatible con un Estado fuerte, donde los sectores estratégicos y parte de la banca sean de titularidad pública, como ocurre en los países citados.

Contra los socialistas traidores el electorado socialista y los políticos socialistas de verdad tienen que rebelarse, como han hecho ya un tercio de los diputados franceses, que han dicho no a la política gubernamental de la austeridad, que solo causa la pobreza de la mayoría y el enriquecimiento de unos pocos. En España tenemos que hacer lo mismo. La denuncia de los socialistas traidores y la rebelión frente a ellos es condición previa a todo contrato electoral. Que digan si van a aplicar una política socialdemócrata de verdad y, si no, que se vayan a otro partido. En el futuro de España no queremos socialistas traidores.