Y pensar que cuando era alcalde Miguel Celdrán estuvo a un tris de dejar la corporación municipal. Allí habría acabado su carrera en la política municipal. El desencuentro de María José Solana con el entonces alcalde fue público y notorio. Ocurrió en noviembre del 2008. José Antonio Monago dejó el ayuntamiento para dar el salto a la política regional y Celdrán quería remodelar su equipo dando paso de nuevo a Luis Alfonso Hernández Carrón, que apuntaba maneras. Pero para eso tenía que contar con un hueco más en el grupo y anunció que Solana quería dejar su acta para dedicarse en exclusiva al Congreso de los Diputados. Cuál fue su sorpresa cuando la concejala, que hasta ese momento nunca había levantado la voz, lo hizo, para dejar claro que ella seguiría en el ayuntamiento. Eso sí, aguantando el tipo y con las finas maneras que la caracterizan. Como castigo, Celdrán le retiró el área de Participación Ciudadana, en la que la oposición había destacado su capacidad para el diálogo. Prueba de ello es que posibilitó un importante avance en la redacción de Reglamento de Partipación Ciudadana, que estuvo a puntito de aprobarse.

Solana no desfalleció. Al contrario. Su única responsabilidad se limitó a los colegios, cuya competencia municipal consiste en el mantenimiento de los edificios. Para ella parecía ser suficiente. Celdrán debió perdonarla, porque en junio del 2012, cuando Germán López Iglesias dejó por primera vez el ayuntamiento para ser delegado del Gobierno en Extremadura, el alcalde reorganizó el equipo de gobierno y además de consolidar a Alberto Astorga y a Francisco Javier Fragoso, reforzó a Solana, que al área de Educación sumó Promoción Industrial y Turismo y Comercio. Fue su primer peldaño y no sólo se salvó, sino que con el heredero natural de Celdrán su trayectoria se ha ido afianzando y ganando puestos hasta tal punto que ya muchos la ven como la sucesora de Fragoso a encabezar la lista del PP, cuando el actual alcalde decida seguir su camino por otra ruta. Su carrera política no es que haya sido meteórica, pero sí paciente, consolidando puestos.

El primer espaldarazo le sobrevino con la llegada del nuevo alcalde, que la catapultó concediéndole la dedicación exclusiva, la nombró portavoz del equipo de gobierno y añadió Ifeba a sus competencias. Pasadas las elecciones del 2015, poco después la subió en parihuelas con la reorganización de diciembre del 2016, cuando Germán López Iglesias se volvió a marchar, esta vez a Madrid. Sustituyó al anterior primer teniente de alcalde, asumió Policía Local, Tráfico, Policía Urbana y Transportes, se hizo con las riendas en la negociación con el vilipendiado Borruel primero, y después con Julia Timón, y se convirtió en imprescindible. En septiembre del 2017 se produjo otra baja con la marcha de Maripaz Luján, dejando libre la concejalía de Economía, Hacienda y Patrimonio. Fragoso ha tardado ocho meses en decidir quién se encarga de este complicado área. No lo debía tener tan claro cuando ha dejado pasar tanto tiempo. En la reserva son los que son y Manuel Fuentes, que entró por Luján, no podía liberarse para dedicarse a tareas municipales porque es interino en la Junta. En la oposición insisten en que el problema de Fragoso es que no tiene banquillo y de nuevo el alcalde ha confiado en su concejala pichichi, que tan pronto hace de portera como de delantera sin soltar el balón. El nombramiento no ha sorprendido. No había más nombres para una concejalía tan complicada, a un año de las elecciones.