Adela Lemus Rodríguez (Villafranca de los Barros, 1954) es técnico de empresas y actividades turísticas. Trabajó en la oficina de turismo de la frontera, se preparó como profesora de cursos de formación ocupacional, estuvo en la oficina de turismo de la Junta en la plaza de la Libertad y en la municipal del pasaje de San Juan.

¿Estará encantada en este trabajo?

-- Por supuesto. El museo de la ciudad es una plataforma de promoción increíble, porque desde este centro la gente ve que lo que recogen los paneles y los interactivos está fuera y sólo hay que salir a la calle para verlo. Somos la plataforma de lanzamiento a los demás museos y al patrimonio monumental de la ciudad.

¿Qué ofrece este museo al visitante pacense?

-- Para los pacenses tiene una importancia grandísima, pues les muestra los hitos más destacados de su historia. En el museo contempla desde vestigios arqueológicos de 3.000 años antes de nuestra era. Tenemos destacada información y a partir de nuestra era, un cúmulo de hechos históricos, sobre todo desde la fundación de la ciudad.

¿Los pacenses desconocen su historia?

-- Los pacenses miramos siempre a Badajoz con un poco de complejo y eso me da mucha pena, porque tenemos una ciudad con pasado histórico importante y si la conociéramos en el fondo nos haría hablar de Badajoz con mucho orgullo. Y eso es lo que pretende el museo, que el pacense, de nacimiento o de residencia, pueda conocer su entorno, y que le da una fuerza patrimonial que conforma la vida social actual. Nosotros somos lo que hemos heredado, de nuestra historia y de nuestras circunstancias sociales anteriores.

¿Y qué ofrece el museo al visitante foráneo?

-- Verán el Badajoz que puede palpar al salir de aquí. Las técnicas audiovisuales son muy impactantes y servirán para que digan: madre mía, qué bonito, dónde está que voy a verlo.

¿En qué medida contribuye el museo a recuperar el casco antiguo?

-- Hace unos cuantos años era impensable deambular por estas calles, la gente no quería estar aquí por el estado de deterioro del barrio. Pero con este logro y otros como éste, el casco antiguo ha recobrado vida que desgraciadamente había perdido.

¿Para el museo no es un inconveniente?

-- El que nos visita se acerca a la zona antigua y no tiene sentido evitarla, si quiere conocer la ciudad. Aquí están las raíces y el de aquí está deseando tener motivos para volver a subir a la plaza Alta y pasear por las calles que pisaron sus antepasados, ahora tienen la excusa perfecta.