TLtuchando por mantener esa cifra simbólica de un millón cien mil habitantes, es decir, por conservar el millón con un buen colchón demográfico de, al menos, un diez por ciento más, Extremadura vuelve a repetir la hazaña de incrementar su población, cuando factores sociológicos y geopolíticos (tendencia demográfica, dispersión y envejecimiento de la población, y desventajas y amplitud del territorio, entre otros) trabajan en contra. En 2008 la región aumentó en 2.256 habitantes y recuperó de nuevo ese número mágico que nos da una relativa tranquilidad, al comprobar de nuevo una cierta estabilidad en torno a esta cifra, después de décadas con estadísticas por debajo de la misma.

Tras la grave sangría poblacional de los años 50 y 60 del siglo pasado, con la que Extremadura perdió una gran parte de su fuerza demográfica, los siguientes períodos se han caracterizado por la agónica tendencia de poner en peligro incluso la ya flaca cifra del millón de habitantes. En los últimos lustros, sin embargo, las políticas de desarrollo rural, que han dotado de notables equipamientos y de renovados atractivos a estas zonas, han permitido estabilizar e incrementar un tanto la población, hasta recuperar de nuevo ese número psicológico del millón cien mil habitantes.

Mientras España crece de manera notable, acercándose ya a los 47 millones de personas, es decir, cinco más que hace seis años y medio millón más que el año anterior, Extremadura prosigue en este esforzado ejercicio de combatir la amenaza del desierto. Sin políticas de izquierda sería imposible mantener esta estabilidad demográfica que es imprescindible para que nuestra tierra no entre en esa zona crítica que conduce prácticamente al colapso de la dinámica humana, como ocurre en otros territorios del país.

Somos los que somos y, de momento, seguimos aferrados a este número imprescindible del millón cien mil habitantes. Es, ya digo, una proeza, dadas las circunstancias. Pero son cada vez más los extremeños que deciden quedarse o volver a la tierra y gracias a eso hemos recuperado de nuevo la ilusión de no bajar de ese millón cien mil, e incluso de superar esa cifra. Para eso hace falta seguir siendo extreordinarios .