Eva Luengo participó en la marcha convocada contra el abandono y maltrato de animales con una soga al cuello "para representar a los galgos que mueren ahorcados", explicó. Esta joven tiene varios gatos y un perro y ayer salió a la calle para reclamar "que los animales merecen más respeto". Junto a ella, alrededor de doscientas personas --muchas acompañadas por sus mascotas y con crespones negros en la solapa-- se sumaron a la invitación de la Asociación de Defensa de los Animales Abandonados (Adana) para exigir que se proteja a los animales y se castigue a quienes los abandonen y maltraten.

El presidente de Adana, Enrique Mendoza, explicó que con esta marcha se pretende llamar la atención de la sociedad "para que no se duerma pensando que podemos seguir viendo animales abandonados por las calles". Aunque la tendencia indica que el número de abandonos desciende, a su juicio, es un retroceso "demasiado lento". En este sentido, recordó que el 90% de los animales abandonados acaban muertos por atropellos en las carreteras o sacrificados en la perrera.

Añadió que en la ciudad hay 20.000 personas con animales en casa, "un colectivo muy grande como para que nadie nos tenga en cuenta". Por ello, reivindicó que se apruebe el reglamento que regule la Ley de Protección Animal de Extremadura "que es una de las más progresistas de Europa, pero que no se ha puesto en práctica".

Javier Prieto, dueño de un perro, apoyó esta demanda porque "los animales sufren auténticas barbaridades y la gente queda impune". Para Remedios López, además es fundamental "la educación".