Nací en una familia de Badajoz con antecedentes en la ciudad hasta donde yo conozco. En ella se dejaron la vida y la bolsa varias generaciones, y me transmitieron historias y costumbres de siglos. Badajoz y Extremadura han sido el principal sentido de mis pasiones, mis aficiones y mis actividades profesionales. En Badajoz estudié hasta terminar en la Universidad. He vivido muchos años fuera de Badajoz pero siempre he mantenido el vínculo con la ciudad. Soy de Badajoz hasta los tuétanos.

En 1986 me fui a 1.000 kilómetros. En Barcelona rematé mis estudios y comencé a trabajar. Allí me enamoré, me casé y he tenido a mis hijos. Allí he vivido y compartido como un barcelonés más momentos claves de la ciudad como el proceso de cambio con las Olimpiadas del 92. Allí compartí con muchos catalanes la matanza de Hipercor en 1987, la angustia del asesinato de Miguel Ángel Blanco o la manifestación por los atentados de Atocha en 2004, sintiéndolos igual que en Murcia, en León o en Badajoz. Hace apenas dos semanas estuve rambleando. Barcelona es también mi ciudad. Nunca en ella me he sentido de fuera ni me han exigido la partida de nacimiento. En Barcelona me siento como en casa.

El atentado terrorista de esta semana en Las Ramblas lo siento como propio. Han atacado algo mío y me siento también víctima. No puedo entender, ni aceptar, que algunos en Cataluña quieran forzar la desconexión del resto de España y marcar distancias, justificándolo con que es otra nación. Vivo a cinco kilómetros de Portugal, me chifla, soy firme partidario de la eurociudad, pero soy muy consciente que en esa distancia hay otra nación y que nos separan ocho siglos de historia, aunque compartamos el mismo clima y condiciones geografías y económicas. Con Barcelona hay 1.000 km de distancia, condiciones geográficas y económicas muy distintas pero nos unen muchos siglos de historia, tenemos mucho más en común que la ciudad que tengo a 20 km y con la que quiero compartir el futuro. El atentado me ha puesto muy de manifiesto que estamos en el mismo barco y formamos parte de la misma identidad. Soy de Barcelona, porque me siento como en Badajoz, y eso no me pasa en otros países.