José Jerez Boza, pacense de 60 años, padre de familia con tres hijos y una nieta, es uno de los empresarios fijos del casco antiguo, propietario del bar Pepe Jerez, en San Juan, desde hace ocho años, pero lleva 49 en la profesión.

Medio siglo ¿es mucho?

--Empecé con 11 años en Vera Cruz, la primera cafetería con chicas, luego me fui al quiosco de San Juan y luego, con mi socio Vicente, abrimos el Pichi.

El Pichi fue el símbolo de la cerveza ¿Cómo terminó?

--Le dio nombre a la calle. Era el sitio donde más cerveza se tiraba con diferencia, con la maceta de medio litro, el Pichi de uno y el Campeón de dos, pero cambiaron los tiempos y la moda.

¿Cómo vino a San Juan?

--Me decían que estaba loco porque aquí no venía nadie, pero yo soy del barrio, nací en la plaza Alta y casi nunca pasaba de Correos. Al decirme mi compadre que el local estaba vacío lo abrí, pensando en mis hijos, pero no quieren hostelería.

Usted es muy del barrio.

-- Sí, me soñaba con cosas del barrio, tenía hasta pesadillas, y al tener la posibilidad de abrir un negocio, me decidí.

¿Es difícil la barra?

--Sí. No basta con poner un café o echar una cerveza, hay que saber atender al público.