TYta estamos en harina, desde el pasado viernes, pero es harina de otro costal, no salida de la talega que corresponde, sino de otra; no es la harina europea la que se está tamizando, sino la destinada al consumo interno, la del tiqui-taca del peloteo nacional del que aquí somos grandes especialistas, quizás incluso los mejores de Europa, equiparables al equipo culé. Toquecitos y pasecitos para posicionarse y poder entrar en el área y disparar a puerta. Se consigue más de un gol pero luego llega la discusión con el colegiado. Que si es fuera de juego, que si ha sido penalty, que si no hubo falta, que si la caída no fue provocada sino teatro para ganar tiempo y terminar el partido sin más daño o manteniendo el resultado favorable o que con ese árbitro partidista no se puede ganar.

Pues así estamos con el tiqui-taca , pasecillos para acá, pasecillos para allá viendo el momento de chutar a gol y desprestigiar al otro. Es la harina electoral para elegir a nuestros representantes en Europa pero sin que de Europa hable nadie más que los candidatos, y quizás ni tan siquiera eso.

Nos quieren animar al voto porque es importante lo que en Bruselas se decide y es necesario fortalecer el Parlamento, la cámara de representación de los ciudadanos, pero a los ciudadanos apenas nos hablan de ello, por el contrario, nos sueltan a voces frases preparadas sobre el caso Gürtel, sobre Trillo y el Yak-42, y sobre otras cosas que sin duda llegarán. En elecciones, creen ellos, los que se suben a las tribunas, todo vale.

Cansarán a los ciudadanos, y los medios de comunicación les seguiremos haciendo el juego destacando, precisamente, lo que a ellos --los políticos-- interesa y que no es precisamente Europa.

Nos dan consignas, nos cuentan lo malo que es el contrario, llenan los polideportivos y teatros de incondicionales que agitan banderas y jalean a los candidatos.

En fin, es el circo electoral cuyas pistas ya están girando.