La familia de Joaquín Fernández habita en una de las viviendas del Camino de Las Moreras que sobrevivieron al derribo de las construcciones de la zona inundable, cuando se construyeron los nuevos pisos sociales de Las Moreras. Debajo del puente Nuevo quedan otras cuantas viviendas. La casa de Joaquín Fernández es la 112, un número que atestigua la cantidad de inmuebles que había hace años en lo que entonces era una calle, "cuando el barrio era barrio", señala este vecino.

Esta familia es una de las supervivientes de las antiguas Moreras. "El ayuntamiento nunca se ha preocupado de lo que nos hemos quedado", se lamenta.

Tienen enfrente el río y entre el Guadiana y el camino está toda la franja de terreno que ya ha sido allanada para la obra de la margen derecha que acomete la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG). De los antiguos huertos, apenas quedan en pie algunas higueras, pero muy pocos árboles más, tras la eliminación de los eucaliptos.

Cerca de su casa están las ruinas que ahora por fin el ayuntamiento va a derribar. A unos 500 metros siguen en pie las ruinas de la antigua fábrica de papel, cuyo propietario trasladó el negocio a otras instalaciones en la carretera de Olivenza. "Esto da pena verlo, vamos de mal en peor, vivimos entre ratas y maleza", se lamenta Joaquín.

Este vecino señala que "peligro aquí ha habido siempre" porque quedaban las acequias y los restos de las huertas, pero ya han desaparecido y el futuro que se anuncia enfrente de su casa es esperanzador, cuando se lleve a cabo el proyecto de la CHG. Joaquín se teme que "tardaremos años en verlo y estará bien, si no se abandona puede que tengamos un Badajoz un poco más decente".