En el 2010 falleció Juan Ramírez de Lucas y dejó en herencia una caja que contenía documentos, entre ellos una carta de Federico García Lorca, que revela que el crítico de arte fue el último amor del poeta. Esta historia ha dado pie a una obra de teatro, El último amor de Lorca, escrita por Miguel Murillo, director del López de Ayala, donde se representará el próximo 1 de junio (21.00 horas) dentro de la programación de Los Palomos. El precio de la entrada es único, 10 euros.

La historia cobra vida gracias a la compañía extremeña EX3 Producciones, bajo la dirección de José Antonio Raynaud y con la interpretación de JC Corrales en el papel de Lorca, Miguel Pérez Polo como Juan Ramírez de Lucas, Concha Rodríguez es la actriz Margarita Xirgu; Ana Franco dirige el club de teatro Anfístora; Raquel Palma es la cupletista Maruya Argüelles , Rüll Delgado es Andrés Morales y Javier Herrera, Otoniel Ramírez Lucas. Parte del elenco, el director, Murillo y el presidente de la Fundación Triángulo, José María Núñez, comparecieron ayer en el López para presentar esta «tragicomedia, donde también hay música y baile», según la definió su protagonista. Porque el poeta y sus amigos querían vivir «en un mondo de felicidad», una aspiración que chocó contra la realidad social.

Para Murillo, escribir una obra sobre Lorca «no ha sido difícil» porque «desde su poética te llega cómo enfentarse a la puesta en escena». Según el autor de la obra, «Lorca tuvo muchos amantes, y el último no lo encontramos en uno solo, porque su último amor fue la belleza».

Según JC Corrales, han querido huir del morbo, en sintonía con el proceso al que aspira la celebración de Los Palomos, que trasciende la normalización y la igualdad hasta alcanzar la naturalización. Para el director, con la obra se entiende por qué el poeta no se marchó, por qué se quedó, «porque estaba profundamente enamorado» y a partir de ahí se traza una historia en un contexto social y político «que seguimos arrastrando». Que la tumba de Lorca aún no se haya encontrado demuestra «la deuda que este país tiene aún con esa época». «Es hermosa la libertad, pero nos obliga a convivir hasta con sus enemigos», apuntó Concha Rodríguez, haciendo de Xirgu.