El portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Badajoz, Ricardo Cabezas, se siente respaldado por la militancia, por la gente que se lo transmite por la calle y en las redes sociales, por los compañeros del grupo municipal, que concurrieron con él en las primarias y, tras la reunión con la Ejecutiva regional, también públicamente por su partido. Ese respaldo de las bases que Cabezas pregona lo ha llevado a anunciar esta semana que impulsarán una moción de censura para desbancar de la alcaldía al popular Francisco Javier Fragoso, cuyas siglas llevan 22 años en el gobierno. En mayoría absoluta, a excepción de la presente legislatura, la primera en la que Fragoso era candidato y la primera en la que el PSOE ha visto un atisbo de luz para entrar cabeza, la de Cabezas.

Un gesto de esta magnitud tendrá consecuencias para el portavoz, para su partido en el ámbito local y en sus relaciones en la Asamblea. Vara no le podía decir que no, cuando él mismo lo hizo y la jugada le salió bien, si se interpreta que el resultado fue la remontada de las últimas elecciones autonómicas. Si Vara se hubiese negado, se habría entendido que su portavoz en Badajoz no tenía el respaldo del partido con el que concurrió a las elecciones municipales, por decisión de la militancia, que para eso hubo primarias. No debe haber sido fácil para el candidato teniendo el enemigo en casa, con un secretario general local que ejerce de contrincante en lugar de aliado.

El cabeza de lista ha seguido adelante, a por todas y no con todas las garantías. Una moción de censura solo se puede presentar una vez en la legislatura. Cuando el grupo tomó la decisión de impulsarla, sería porque tenía la seguridad de contar con los apoyos necesarios. Sin los otros dos grupos de la oposición no puede hacer nada. Pero Cabezas parece que no las tiene todas consigo. Cuenta con Podemos. Sin embargo, el portavoz de Ciudadanos, Luis García-Borruel, no ha dado aún un paso al frente públicamente. Se mantiene retraído, detrás de la puerta, escuchando y viéndolas venir. Antes de que Fragoso pudiese meter a los tres grupos de la oposición en el mismo saco en esta nueva y vieja contienda, se curó en salud y fue voluntariamente a dejarle claro que él no participa en esta batalla. Si las relaciones están rotas, no se comprende esta pleitesía en estos momentos. Máxime cuando el PSOE, siendo ajeno al pacto PP-Ciudadanos, ha hecho suyas las quejas de Borruel al justificar la moción de censura en los incumplimientos por parte del PP de los pactos de investidura y el presupuestario que firmó con C’s.

Borruel afirma que no es suficiente. Suena a que su partido lo tiene agarrado por la faldriquera. No acababa de salir del despacho de Fragoso cuando ya había una nota del delegado territorial de Ciudadanos y el de Acción Institucional, dejando claro que por ahora no hay justificación suficiente para aprobar una futurible moción. Si Borruel la apoyase con su compañera de grupo, correrían el riesgo de ser expulsados y cambiarían las reglas del juego. Se aplicaría el pacto antitransfugismo y sus votos valdrían la mitad; ya no servirían para desbancar a Fragoso. El portavoz de C´s no suelta ninguna liana para no caer al vacío y, antes de tomar ninguna decisión, deja la puerta abierta a un cambio de actitud por parte del PP, por si le ha servido de escarmiento. Por mucho que sobreactúe, las relaciones no están del todo rotas. Prueba de ello es que Fragoso ha sacado adelante la cuenta general con su apoyo hace dos días. La pelota está en el tejado de Borruel, que es a dos aguas. Haga lo que haga, le lloverá por algún lado. HSPgB