Después de una trayectoria de 14 años en los Centros de Promoción de la Mujer, Teresa Gil coge el testigo a Antonia Nieto al frente de esta institución que inicia una nueva etapa después de 50 años ayudando a las mujeres de los barrios de Badajoz, por lo que hace unos años recibió la Medalla de Extremadura.

--¿Cómo llegó a los centros?

--Empecé como alumna hace 14 años porque me encontré en un momento en el que me hacía falta hacer algo y fui al centro más cercano, el de María Auxiliadora. Al año de entrar necesitaban una animadora sociocultural porque la que había se iba y decidieron que lo hiciera yo, entonces me formé como animadora. También he estado seis años en la junta directiva, por eso conozco los centros desde dentro y desde fuera. Surgió que Antonia Nieto, que ha estado como presidenta 14 años y agotó todos sus límites, se quería ir, y aún así nos regaló dos años más, y se celebraron elecciones.

--¿Qué supone para usted ocupar este cargo?

--Supone un compromiso y una ilusión, porque llevamos 50 años y no se podían tirar por la borda. Tomé la decisión porque nadie seguía adelante con esto. Lucharé para que sigamos avanzando en la promoción de la mujer, ésa es mi ilusión.

--¿Cuáles son los retos que se plantea?

--Tenemos muchos retos, porque cuando se crearon los centros había unas necesidades que ahora han cambiado. Hoy no tenemos, por suerte, el analfabetismo que había entonces, pero tenemos que avanzar en las nuevas tecnologías para no quedarnos desfasados. Los retos se van presentado día a día.

-- Con los avances que se están sucediendo, ¿está próxima la desaparición de los centros?

--Todas las personas mayores somos analfabetas en las nuevas tecnologías. Pero además estos centros son necesarios para las habilidades sociales y la formación integral de las personas, que es en lo que trabajamos. La necesidad de despertar el interés en las personas va a seguir existiendo siempre, por eso no creo que desaparezcan. Siempre decimos que lo ideal sería que no existieron los centros, pero todavía hay muchas personas que no conocen un museo.

--¿Qué necesidades tienen los centros?

-- Somos una asociación altruista, pero tenemos necesidad de material y de personal preparado para dar formación. Ahora estamos gestionando un piso de acogida durante un año para mujeres reclusas que salen con permisos del centro penitenciario, nos lo ha cedido la Junta de Extremadura, y en el proyecto tenemos una trabajadora social que las prepara y hace un seguimiento. Es un proyecto muy bonito, si funciona bien se podrá prorrogar. Tenemos otro de peluquería en el centro penitenciario.

--¿Cuántas mujeres atendéis durante el año?

-- Unas 300 entre los 12 centros que hay en la ciudad. No existe un perfil definido de las alumnas, es muy variado dependiendo de las necesidades y de los barrios, donde hay problemáticas diferentes. La media es de 50 años y lo que todas tienen en común es el afán por aprender y que todas salen contentísimas, hay mujeres que han visto el mar con nosotros por primera vez.