Finalmente, la titulación de Periodismo se ofrecerá en el campus de Badajoz. Tras la habitual batalla de ciudades y el obligado debate en las redes sociales donde, como todo el mundo sabe, se opina a discreción, las autoridades académicas han decidido lo que, probablemente, sea lo más correcto. Resulta obvio que se imparta en la Facultad donde las sinergias son más que evidentes, o sea, en la de Ciencias de la Documentación y la Comunicación. Ahora bien, he leído comentarios a propósito de la idoneidad de Periodismo, la formación y el futuro profesional. ¿Necesitamos esta nueva titulación en la Universidad de Extremadura? Es posible que haya quienes piensen que hay muchas titulaciones en la región y demasiadas relacionadas con la comunicación en toda España pero eso no obsta para que podamos ofrecer dichos estudios a quienes deseen recibirlos. Hasta casi diez años después de terminar yo la carrera de Periodismo en Madrid, no empezaron a licenciarse los primeros que estudiaban Comunicación Audiovisual en Badajoz, o sea, que las generaciones anteriores tuvimos que emigrar, muchos no regresando y, algunos de las posteriores, se marcharon a ampliar su formación, la carrera de Periodismo, entre otras opciones. En otras palabras: si se van a marchar, ¿por qué no impedírselo o seducirlos para que se queden ofreciéndoles aquí la misma titulación? Hay quienes ponen el acento en la formación: ¿acaso es o será peor en Badajoz que en Madrid, Sevilla, Salamanca o Pamplona? ¿Son los de fuera mejores docentes, están más preparados, tienen más experiencia, saben más de todo? En periodismo, la formación se completa con el ejercicio de la profesión pero en la Universidad se les ofrece a los alumnos la base, los criterios esenciales y las ideas más adecuadas para desarrollar, posteriormente, una profesión que exige, tanto como otras, una permanente formación y reciclaje. Y, por último, si algo hace daño al periodismo no es una nueva titulación o las dudas sobre la formación sino la precariedad laboral y el intrusismo. Mientras haya caligulas que nombren cónsul a su caballo y profesionales de doce o catorce horas a cambio de sueldos miserables, el periodismo será una profesión de riesgo pero no por culpa de la titulación sino de los desalmados que la pervierten con sus deleznables condiciones de trabajo.