La Asociación de Empresarios del Casco Antiguo decidió hace tiempo solicitar un centro comercial abierto para Badajoz. Tuvo que seguir un verdadero calvario --léase la prensa-- hasta que el departamento correspondiente de la Junta les concedió una subvención. Finalmente, lo consiguieron. El ayuntamiento no fue ni arte ni parte en la elaboración del proyecto, tampoco en su estética. Eso sí, al parecer --el nuevo portavoz municipal dixit-- puso una parte de la subvención y gestionó el gasto. Hasta ahí todo correcto. Los problemas comenzaron cuando se pasó de lo administrativo a lo fáctico y se instalaron toldos, altavoces y banderolas clavando sus soportes en las fachadas, en las poseedoras de valor arquitectónico y en las demás. No se consultó a los propietarios de los inmuebles, ni se comprobó si esos adelantos molestaban o perjudicaban a los vecinos.

Y muchos de los que sólo viven en el Casco Antiguo y no poseen negocios pusieron el grito en el cielo. Con razón.

Y todo esto, por qué. Pues porque aquí todo se hace a golpe de iniciativas individuales. No hay planes de conjunto. El ayuntamiento carece de ideas. Si se hubiese opuesto al centro comercial abierto, en uso de sus facultades, nada hubiera ocurrido. Antes que poner toldos y música ambiental que entierren los cableados, que arreglen los pavimentos en todas las calles, no sólo en las comerciales, que limpien la ciudad, que solucionen el problema de los contenedores de basura, que quiten las mierdas de perro de las calles, etcétera.

Y luego está lo de las asociaciones. Las de siempre y esas otras nuevas, que se dicen independientes. ¿De quién? Tienen todo el derecho del mundo a opinar y no es contra ellas contra quienes deben dirigirse las críticas. Aquí el responsable máximo es el ayuntamiento. Si él no quiere estas cosas no se hacen. Va empezando a ser hora de que los ciudadanos de Badajoz, los del Casco Antiguo los primeros, nos planteemos echarnos a la calle. Queremos que nos gobiernen. No dudamos de la buena voluntad de los ediles, pero los elegimos para que dirijan los destinos de esta ciudad errática. Soluciones, no disculpas.