Aún colean, y reverdecerán, los amagos de enganches a distancia de quienes apenas miran a los ojos para decir lo que piensan sin que su mirada se torne vidriosa de cinismo u odio. La osadía cuando no viene del saber, viene de la prepotencia, o la ignorancia y a veces juntas. Así, es fácil ver en este patio de vecinos mal avenidos personajes más propios de una opereta que de la política. El presidente del PP, para responder un comentario sobre el enriquecimiento de un concejal popular, se ilumina con un rumor de hace 20 años sin presentar denuncia ni pruebas. El alcalde y su grupo circunspecto regatea del chiste al chisme para decir lo que no quiere decir y juntos sacan a pasear a los muertos para acusar a los demás de necrófilos. De libro. Es una ¿orgía? de despropósitos, ¿una estrategia de deslegitimación total? Y otra cosa, ¿por qué el presidente de la Junta entra ahora en este juego --puede hacerlo cuando quiera--, cuando concejales de su partido fueron juzgados o ninguneados ante su silencio, por desvelar el urbanismo interesado del PP? Tanta casiacusación y Los Colorines y el paro sin resolver. Sería cómico si no fuera patético: una especie de tragicomedia del humo.