El próximo jueves, 2 de febrero, se ha anunciado la visita del ministro de Fomento a Extremadura, para cumplir el compromiso adquirido con el presidente de la Junta de venir a principios de año, una vez conocida la situación, para confirmar los compromisos con Extremadura en materia de infraestructuras de transportes y especialmente con el tren. Estas entrevistas las anuncia el ministerio dentro de un marco de debate y negociación con las comunidades autónomas para alcanzar un Pacto Nacional de Infraestructuras a lo largo del 2017.

No es la primera vez que traigo el tema del tren a esta columna pues estoy convencido de que el problema de aislamiento y de las muy deficientes comunicaciones es el principal reto de Extremadura y hay que tomar conciencia de ello y presionar para su urgente solución. Aunque no se resuelva de la noche a la mañana todo el problema, hay que avanzar cada día, y si así lo conseguimos iremos ganando terreno. En los últimos años se ha ido para atrás, agrandando las distancias con el resto de España.

No se puede entender que si los Gobiernos de España y Portugal en el año 2003, y la Unión Europea en abril del 2004, se comprometieron a que Madrid y Lisboa estarían comunicadas por AVE en el 2010, ahora nos digan que hay una proceso de negociación para ver cuándo nos toca, una vez que el resto de España ya está comunicada. Todo lo que no sea adquirir el compromiso del 2020 es indigno. Pero todavía se puede entender menos si la ministra de Fomento Ana Pastor, a quien tengo por una persona seria y responsable, se comprometió en mayo del 2013, tras consultar con los técnicos y visitar la región, a que en el 2015 Extremadura dispondría provisionalmente de un Tren de Altas Prestaciones diésel que correría por las pistas que se están construyendo para el AVE y que ese tren permitiría ir de Badajoz a Madrid en 3 horas y 35 minutos y de Cáceres a Madrid en 2 horas y 39 minutos, ahora eso no sea posible. El tren actual es indigno de España y de Extremadura del siglo XXI. Al menos por dignidad tenemos que disponer en el 2017 de un tren digno del siglo XXI. Pero por dignidad tampoco podemos renunciar al AVE 2020.