Tres nuevos colegios públicos se han sumado a la demanda del comedor escolar. Se trata del General Navarro, Juventud y Lope de Vega, cuyas asociaciones de madres y padres de alumnos (ampas) han trasladado a los directores y a Educación la necesidad de contar con este servicio, que este curso empezó a funcionar en el colegio Nuestra Señora de Bótoa y en el Leopoldo Pastor Sito, otros dos centros que carecían de comedor escolar y en los que la Junta de Extremadura invirtió 60.000 euros en cada uno para ponerlo en marcha.

La ampa del colegio Juventud ha creado un aula matinal para acoger a los niños en un antiguo laboratorio con capacidad para unos 15 alumnos, "pero nos urge tener un comedor porque hay muchos padres demandándolo", según Angeles Vaillán, secretaria de la ampa. Sin embargo, explicó que "nos están dando bastantes largas, porque nos dicen que no hay espacio para el comedor".

En el colegio Lope de Vega también un grupo de padres de la ampa han realizado diversas gestiones para que el comedor sea una realidad. En la última asamblea se planteó la posibilidad de utilizar una parte del patio próxima al aulario de Infantil, por donde tendría acceso la empresa del cáterin.

Otro de los colegios que espera desde hace tiempo contar con este servicio es el General Navarro, donde la Junta y el ayuntamiento mantienen un litigio sobre el uso de la antigua casa del conserje, que la Junta desea demoler para realizar un salón de usos múltiples.

La ampa ha solicitado una reunión con responsables de la Dirección Provincial de Educación "para que nos muestre el proyecto del salón múltiple adaptado para acoger el comedor y el aula matinal", según Adrián Rodríguez, el presidente de esta asociación.