Funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Judiciaria de Portugal, en colaboración con la Europol, han desmantelado un taller clandestino de moneda falsa e intervenido 70.000 euros falsos y 140.000 francos de República Centroafricana. En esta operación se ha arrestado a tres personas especializadas en falsificación y en introducir su material en el circuito financiero, mediante pasadores con el «sistema del goteo».

Además de en España y Portugal, se han detectados billetes falsificados con el mismo método en Alemania, Francia, Italia, Austria, Bélgica, Estonia, Holanda y Suiza.

La investigación comenzó en agosto del 2016. La Brigada de Investigación del Banco de España detectó un incremento de incautaciones de billetes falsos en Badajoz, de 20 y 50 euros, con unas características novedosas. De forma paralela, y gracias a la comunicación existente con la policía portuguesa, en mayo del 2017 se constató la existencia de similares falsificaciones en ese país.

Una investigación conjunta llevó hasta el responsable de la producción, un individuo de origen portugués, que era quien se encargaba de la fabricación de los billetes falsos y de su distribución, según la jefatura superior.

El sistema «de goteo» consistía en hacer compras de escaso valor, siempre en pequeños comercios carentes de medidas de seguridad, para comprobar la autenticidad de los billetes.

Avanzada la investigación, se descubrió que los billetes falsos habían sido detectados, además de en España y en Portugal, en otros ocho países europeos como Alemania, Francia, Italia, Austria, Estonia, Holanda y Suiza.

SORPRENDIDOS IN FRAGANTI / La operación ha culminado con la detención de tres personas y el desmantelamiento del taller clandestino de producción de moneda falsa. Se han realizado cinco registros domiciliarios en Portugal y en uno de ellos, el responsable fue «sorprendido in fraganti» mientras realizaba el acabado de una parte de los billetes.

En total se han incautado 70.000 euros falsos -en billetes con valor facial de 20, 50 y 500 euros-, 140.000 francos de la República Centroafricana, una máquina de estampación por calor, troqueles, una guillotina, cuatro impresoras de tinta, un escáner, un ordenador, cinta metálica para la confección de hologramas y varios cartuchos de tinta.